1968, 28 años
Cuando volví por 2ª vez a la Escuela de “Educadoras de Párvulos” de la U., era el año 1968, tenía 28 años.
Estando en clases, un día llegaron unos alumnos de la Escuela de Ingeniería de la U., a pedir alumnas que quisieran participar en un Conjunto folklórico que ellos querían formar en su Escuela, dirigidos por Héctor Pavez, famoso folclorista que yo había conocido hace tiempo.
Todas mis compañeras estaban entusiasmadas en inscribirse para pertenecer al grupo.
La verdad que yo sabía folclore y me habría encantado ir, pero no me anote, porque estaba empeñada esta vez en sacar mi carrera. Mi situación no podía ser peor, estaba rodeada de puros profesores comunistas, amigos de la profesora Jenny, con la que tuve el conflicto hace años atrás y debí cortar mis estudios.
Estos profesores todo el tiempo me estaban perjudicando en mis estudios para echarme de la Escuela, así que no podía descuidar mis notas, estaba consciente que debía esforzarme cuatro veces más que mis compañeras para poder obtener mi objetivo de terminar mi carrera, y no darles ningún motivo para reprobarme, por eso no me inscribí aunque me hubiera encantado trabajar con Héctor Pavez, yo lo admiraba mucho, tenía mucha pasión y amor por su trabajo.
Cuando fueron mis compañeras a los ensayos, escucharon decir a Pavez que necesitaba ayuda para enseñar guitarra. Entonces María Paz le habló de mí, que sabia guitarra folklórica y piano, y cantaba folklore, pero que no había querido ir.
Pavez sorprendido dijo: “¡María Antonieta Montecinos!, ¡Pero si yo la conozco mucho, pertenecía al BAFONA, eso sería estupendo, ella es fantástica para enseñar, me la tienen que traer si quieren aprender guitarra!”. “¡Díganle, que yo la mando buscar para ayudarme!”.
Mis compañeras me dieron el recado, pero yo no quise decirles la razón que me impedía ir, no quería problemas con los profesores, que por cualquier error me bajaban las notas. Pero Pavez, se presentó en mi escuela a buscarme.
En vista de su insistencia y con lo que me encantaba enseñar, me di animo y me arriesgué a ir.
No creo que haya muchas personas más desubicadas en las calles y micros, que yo. Tomé la micro que me dijeron que llegaría a Beaucheff, pero iba espantada de perderme, le preguntaba a cada rato al chofer: “¿Falta mucho para Beaucheff?”. Además, andaba con poca plata, iba terrible de asustada de perderme, pero, gracias a Dios, el chofer me avisó. “La señorita de Beaucheff”, gritó.
¡Por fin llegué!
Iba con mi guitarra, muy agitada, con un presentimiento extraño, como que algo iba a pasar allí, importante para mi vida.
Entré en aquella Escuela enorme, antigua, oscura. A mí nunca me habían gustado los edificios tan gigantescos y con poca luz. Me detuve en aquella escalera inmensa, miré hacia arriba y pensé: ¡Como subiré a esta tremenda cosa con esta guitarra!
Pero como en la película, que había visto 15 veces “Lo que el viento se llevó”, veo que al final de la escalera, me observa un joven, sonriendo con una hermosa sonrisa, alto, buen mozo, de ojos verdes reidores, trigueño, quien desciende rápidamente y se ofrece a llevarme la guitarra. Yo sentí un estremecimiento y creo hasta haber escuchado la música de la película del galán Clark Gable cuando desciende de las escaleras.
“¿Hola, te ayudo?”, dijo, tomando gentilmente mi guitarra. “¿Vienes al conjunto?”. “Si, donde Pavez”, respondí con timidez.
“Sígame, por favor”, dijo alegremente.
Yo estaba segura que algo importante me iba a pasar, y al verlo tuve la certeza que “él era lo IMPORTANTE”. ¡Estaba impresionada!, es él, sentí.
“¿Cómo te llamas?”, preguntó.
“María Antonieta, ¿y tú?
“James, pero todos me dicen “Jimmito”, rió.
“¿Por qué?, pregunté, ¡Si eres tan alto!
“Debe ser porque soy humilde”, y siempre reía al hablar, y me mostró su carnet escolar, decía “Jimmito”.
“Si tu lo dices”, respondí, mientras me guiaba a la sala de la reunión.
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HECTOR PAVEZ |
Pavez, me salió a saludar con un abrazo, y me presentó al grupo: “Ella es mi ayudante, es muy estricta”, dijo. Todos aplaudieron. Mis compañeras gritaban: “¡Viniste, viniste!”.
Pronto Pavez me asignó los alumnos y el horario de clases para enseñarles guitarra folclórica.
Jimmito, estaba oculto tras un bombo, solo reían los ojos verdes como dos lamparones. Parecía un ratón escondido, mirándolo todo. Yo lo observaba curiosa.
Pavez enseñaba bailes chilotes en ese momento a las parejas, era su pasión Chiloé, eran su especialidad. También en los bailes participaba Jimmito, bailaba “Seguidilla”, me llamó la atención, que tenía muy buen ritmo, pero le avergonzaba un poco bailar.
Mis compañeras aprendían rápido, algunas tenían muchas facilidades.
Pavez contagiaba su entusiasmo y soñaba con tener una orquesta con instrumentos combinados de folklore y clásicos. Despertaba mucha alegría y pasión, era un entusiasta admirador del folklore chilote.
Mis compañeras estaban felices con el conjunto, sobre todo con los jóvenes, había para todos los gustos. Entre los de ingeniería también había expectativas, las parvularias eran bonitas, educadas, sabían música y cariñosas.
Pasaron los días, y yo escuchaba a varias compañeras interesadas en Jimmito. Yo no decía nada. “¿Para qué?”. Es muy mala técnica.
Luego de un mes de conocernos en las salidas de los ensayos, un día me vino a dejar a mi casa. Nadie sabía que nos estábamos viendo, ni entre mis compañeras ni los compañeros de Jimmy. Fue una amistad muy silenciosa por ambas partes.
Antes de llegar a casa nos sentamos en la plaza y comenzó nuestro romance.
Al llegar a casa, se lo presenté a mi hermana Alicia, y el mismo se presentó como “mi pololo”. “Será”, pensé yo, que apenas alcance a reaccionar, al verlo tan desenvuelto, eso que parecía tímido.
Comenzamos a pololear el “miércoles 22 de Mayo de 1968”.
Luego se lo presenté a mi mamá, y a ella le encantó.
JAMES, NUESTRO POLOLEO
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JAMES Y MARIA ANTONIETA |
A veces venían compañeras que ni se juntaban conmigo en la Escuela, porque corrió la voz que yo tenía siempre todos los libros que se pedían para leer. Como yo no podía prestarlos porque eran de de las bibliotecas, se quedaban a tomar apuntes mientras el grupo estudiaba.
Pasaron dos meses, y yo que había tenido siempre relaciones amorosas conflictivas empecé a ponerme nerviosa, me venían las dudas de mis sentimientos, los miedos, porque mis anteriores pololos duraban poco, algo pasaba y el pololeo se acababa, yo era muy aproblemada, tenía muchas dificultades en mis relaciones amorosas.
Terminaba mis pololeos, luego algunos volvían por periodos de 10 años y no lograba estabilizarme emocionalmente. Yo no sabía que pasaba conmigo, en el fondo tenía “MIEDO AL AMOR”, por mi historia de la infancia, por eso, ese carácter tan estable de Jimmy comenzó a provocarme “MIEDO” a fracasar otra vez. Nunca había tenido un pololeo tranquilo de dos meses, yo provocaba alguna situación conflictiva por cualquier razón y salía arrancando. Esto ocurría una y otra vez. Ellos se iban y volvían. Esto sucedía por largos periodos, nunca supe por qué se iban ni por qué, entonces, volvían.
Pero con Jimmy era distinto. El siempre resolvía mis dudas, mis angustias con humor, paciencia, cariño o simplemente cuando me ponía muy espesa en mis lucubraciones, se quedaba callado y cambiaba el tema.
Este carácter de Jimmy comenzó a apaciguarme, a darme más estabilidad emocional, era capaz de confiar un poco en alguien, de creer en sus sentimientos, cosa que antes nunca logré sentir. Siempre la desconfianza, la inseguridad, ¿me querrá?, ¿no me querrá?, ¿qué cosa ama de mí? Y pensaba y pensaba, hasta que me dolía la cabeza, pasaba agotada, ansiosa, insegura, nerviosa, pesimista, con insomnio, etc...
Pero con Jimmy, gracias a Dios, día a día, fueron pasando estos estados angustiosos, me sentía cada vez más tranquila, mi espíritu se apaciguaba, hasta podía escribir.
“NUESTRO PRIMER PASEO”
(Domingo 30 Junio 1968, 28 años, a un mes de pololeo)
Fuimos al puente, estaba anocheciendo,
La luna plateada se reflejaba en las aguas del rio,
Tú sonreías.
Recuerdo, dije algo que te hizo reír;
Me aprisionaste entre tus brazos,
Quisiste besarme, yo escapé
Cogiste mis manos, me besaste suavemente
Era nuestro primer paseo.
“TU RECUERDO”
(Martes 10 Septiembre, 1968)
La calle se alarga
Pesa la tarde,
¡Váyanse, no quiero más palabras!
¿Es que no ven que te llevo dentro?
Mejor me apartaré,
Quiero estar sola con mis pensamientos.
Necesito pensar en ti….. en silencio.
Recordar tal vez,
Pequeñas cosas sin importancia
Porqué estarías tan serio esa tarde,
Tal vez, sonreírme al pensar,
En esa extraña sensación,
Que te produce besarte en las cejas.
“VIDA NUEVA”
(Domingo 20 Octubre, 1968).
Que no se acostumbren tus labios
A decir las mismas palabras
Ni tus manos, repitan la misma caricia,
Ni tu mirada de hoy, sea la misma de ayer.
Tráeme amado, cada tarde, cada noche,
Aquella palabra nueva que quisiera escucharte
Dame, mi amor, un nuevo beso al llegar,
Otra mirada al partir,
Que tu corazón, no se duerma con el tiempo,
Dame amor, vida nueva, cada día.
“DIALOGO”
(Domingo 3 Noviembre, 1968)
Desde que viniste a visitarme en la clínica,
Aquella vez,
Vuelves a conversar conmigo.
Amigo, sabes mis secretos íntimos, mis dudas.
Y vienes a consultar mi corazón.
Es cierto, llevo tan acelerada mi barca,
¿Para qué?
Pero tú vas delante, extiendes la mano
Y me guías sereno.
Siento un dulce espíritu en mí
Algo indefinible, un murmullo suave
Una briza leve apacigua mi corazón.
Tú están dentro, te puedo palpar.
Amigo mírame, hablarme siempre
Como aquella vez en el hospital
Escondido entre la nieve blanca y pura
En el arrullo de esa paloma en mi ventana.
Tú lo sabes todo, para qué llorar
Tú guías mi vida.
¿Qué viene ahora?
¿Tal vez una bella amistad?.
¿Tal vez el verdadero amor?
Tú sonríes y dices
No sufras, ya veras, confía en mí.
“DUDAS”
(Martes 26 Noviembre, 1968)
Hoy me dices que eres de la Juventud Comunista
Vuelven mis temores. ¿Cómo es esto?
¿Por qué Señor esta turbación?
En el Pedagógico me enviaste a ayudar a comunistas,
¿Ahora, otra vez un comunista?
¿Por qué me envías comunistas, Señor?
Creí estar encontrando el cielo, ahora, ¿este desconcierto?
Tal vez no sea necesario ver la meta clara
Sino quitar cada día la pequeña piedra del camino
¡Quizás, donde tú quieras llevarme!
¿Dime señor, esos ojos dulces, esa mirada clara,
Me los envías tú?
Llévame por tu camino,
Que mi pie no pise en falso.
(Jueves 28 Noviembre, 1968)
Tú vienes cada día, te ocupas de traer mis libros, andas de biblioteca en biblioteca.
Estamos felices, mis compañeras y yo. Sin ti yo estaría perdida, con lo mala que soy para ubicarme.
Esta casa mía es ahora una verdadera central de información, gracias a tu inmenso trabajo de conseguir mis libros, para obtener mejores notas.
¿Pero tú, cuando estudias?
Esto me comienza a preocupar, tus notas están en riesgo, debes estudiar también. Te pido que vengas algunos días solamente a verme, tú te niegas, insistes en venir cada día.
¿Qué hacer?
Esto está perjudicando mi sueño, no puedo estar tranquila, si te estoy perjudicando.
¡Ya sé!
¡Te pediré que estudies en mi casa!
Tu en una pieza, nosotros en el comedor.
Solo así tendré la conciencia tranquila.
Al punto que te lo digo, al día siguiente, llegas con tus libros a estudiar ¡FELIZ! Con una gran sonrisa.
¡Todas estamos contentas ahora!
Pero, sin duda, la más contenta es mi madre, que como excelente cocinera que es, aprovecha de llevarle al pobrecito, sopaipillas, sanguchitos, galletitas, quequitos, bebidas, cafecito, etc.….
¡Y él se deja querer! ¡Pobrecito tan tímido!
A nosotras, apenas café y galletitas.
¿Esto se está poniendo descompensado, no?
Mis compañeras empiezan a traer cositas ricas para hacerle la competencia, sobre todo María Elena Albornoz, que le fascinó la idea de los quequitos, pastelitos, etc..
“Aquí se practica la injusticia total”, decía yo, “nosotras horas estudiando, y el, pasan 40 minutos y golpecitos rítmicos con canturreo se escuchaban en su mesa”
Viene la hora de la colación. ¿Qué tal?
Luego aparece en el comedor, a tomar onces con nosotras, ha estudiado mucho, y sigue maltratándose el hombre. Cuenta chistes picantes y cantos peores, que aprende de su ejemplar Escuela. Cantos especiales para educadoras de párvulos es el de “Los Enanitos”: Cuando está la luna sobre el horizonte, muchos enanitos juegan en el bosque, tralala y tralala y …..
Nos hace reír, ameniza el cafecito y si no lo echo a continuar estudiando, seguiría en la tertulia.
Al final, no creo que estudie más de dos horas diarias la víctima, y nosotras seis horas.
¡Lo peor es que no necesita tanto estudio, con el aire se saca puros sietes!
Jimmito, Jimmito, ¿serás tú el elegido de Dios, comunista y flojito?
Pero tiene una defensora imbatible: “MI MADRE”
“Tiene que alimentarse bien, echa el día en la calle buscándote tus libros en las bibliotecas, ¿Cómo estará de cansado el pobre?”, decía.
Me callo y cuando se va mi mamá, digo a las chiquillas: “Hay gente que nace parada, ¿No?, estamos fritas, mi mama le agarró buena”. Carcajada general.
Pero en verdad, todas estamos convencidas que su ayuda a nuestro estudio no tiene precio. Al final, no solo es el regalón de la suegra, sino de nosotras también.
Un día, conversando sobre este tema, dice riendo: “Para conquistar una mujer, primero hay que conquistar a la suegra”
Así pasó el año y logré aprobar 1° de Párvulos, pese a la persecución de los profesores. Jimmy subió impresionantemente sus notas, hasta un 7 se sacó en “calculo”.
Estábamos todos felices con el estudio en grupo, a todas nos fue bien, también a él.
Amenizado el estudio por “Jimmito”.
“II Año”, 1969
Todo iba bien hasta que vino un temblor.
Aparece Pepe después de 10 meses que andaba dando conciertos, y no se enteraba que yo estaba pololeando con Jimmy.
Así era Pepe, por 10 años, iba y volvía, y siempre yo terminaba la relación con quien fuese y volvía con él, pero esta vez no fue así.
Le explique, que esta vez no rompía esta relación, que lo nuestro llegaba hasta aquí, y que estaba contenta con mi pololo, y que no volviera más. Se acabó esta situación de vernos tan a lo lejos.
El creyó que era cosa de esperar un tiempo, como siempre pasaba, y se fue dolido, pero creyendo que este pololeo sería pasajero. No niego que me costó despedirlo, ya hacía 10 años que manteníamos esta “Extraña Relación”, como el mismo la bautizó, porque nos veíamos muy poco.
Me afecto en el ánimo, volvieron mis dudas, los dolores de cabeza, la lucha de sentimientos, las dudas, una nube empañaba mi sol.
Me puse a rezar todos los días al Señor, que iluminara mi camino, que no continuase la turbación, que me mostrara el verdadero amor.
Pasó la turbación, el Señor ME ESCUCHÓ.
(Marzo 1969, 29 años)
Fuimos con Jimmy a ver “Lo que el viento se llevó”. Al salir sentí una inquietud. Lo escribiré para saber si sentiré así mañana, pensé.
El tema de aquel amor por años de Scarlett, para resultar solo ilusión, y luego perder a su esposo, me estremeció. “¿Y si me estoy equivocando?”. “¿Si esta es una ilusión y Pepe es el amor verdadero?”. “¿O al revés, Jimmy es el amor verdadero y Pepe la ilusión?”.
Sentí el drama de esa mujer, que nunca supo distinguir la ilusión del “verdadero amor” y lo perdió. Sentí miedo que tal vez eso mismo pueda ocurrirme.
Perder la confianza del ser que me ama, un día, por tanto alimentar “dudas” en su corazón y tal vez pueda llegar el día que también como ella, me tenga que decir a mi misma ¡Todo para qué!. No amo a esta persona, amo al otro, no sabía lo que sentía, estoy equivocada o tal vez me ocurra igual que a ella, que cuando lo comprenda sea demasiado tarde.
Oh Dios mío, que espanto me vino súbitamente, como si la tierra se moviera a mis pies. Me pregunté toda la noche “¿Lo amo de verdad?”. “¿Me ama de verdad?”. Llore mucho y pedí al Señor: “Señor háblame, ¿cuál es tu elegido?”
Al despertar, sentí una paz extraordinaria: “¡Yo amo a Jimmy, yo amo a Jimmy!”
Esperé que el llegara, me eche a sus brazos, lo apreté con todas mis fuerzas, comencé a temblar, mis lagrimas corrieron silenciosas y temblando entre lagrimas le dije: “¡Te amo, te amo!, temía decírtelo, pensé que no me lo creerías”.
Sus lágrimas corrieron tibias empapando mi rostro. Me abrazó fuertemente y acariciaba mi mejilla con la suya, cerrando sus ojos empapados en lágrimas.
“Si te creo, si te creo”. “Yo te amo tanto, tanto”, me dijo.
“Si sé que me quieres, lo que no sé es por qué tu me quieres” respondí.
“¿No estarás equivocado?”. “¿Cómo estás tan seguro de quererme?”. “¿No cambiaras después?”. “¡Tengo miedo, tanto miedo que tal vez tu no me quieras siempre!”.
Tú llorabas sin cesar al escucharme, me acariciabas con infinita ternura. ¡Había tanta dulzura en tu pupila clara!
“Estoy seguro, mi amor, estoy seguro, que nunca antes he sentido lo que siento por ti. ¡Sé que te amo, te amo tanto!”.
¡Fue un momento nuevo para mí, junto a él!. Ahora vuelve la tranquilidad, se disipan las dudas. Duermo como un ángel esta noche.
(27 Septiembre, 1969)
Era tiempo de pruebas trimestrales y tenía que estudiar mucho, sobre todo “Técnicas de Investigación”, porque el profesor era anticlerical. Siempre que podía me bajaba las notas o hacía mil cosas para desalentarme, era una constante persecución. ¡Yo no soportaba a ese profesor!.
Empecé a sentir angustias, palpitaciones, se acrecentaban mis miedos a los hombres, a veces no quería ver ni a Jimmy, andaba agotada con jaquecas e insomnios. El pobre Jimmy pagaba el pato, no tenia deseos de estar con él.
Decidí ir a ver a una psicóloga, Miruska Milicic se llamaba. Le hable de mi falta de energía general, mi falta de entusiasmo por la vida, la vuelta de mi ira contra los hombres.
Ella dijo que no tenía nada que ver mi pololo, sino un estado deprimido causado por varias razones: exámenes, persecuciones de profesores, mi historia de niña, etc.…
También le conté que no sabía cómo ser, que no sabía en verdad quien era yo, necesitaba saberlo, porque siempre estaba insegura de todo, con miedo, dudas, y no sabía por qué me pasaba eso; mis compañeras no eran así.
Que tenía un pololo Pepe anterior, que yo lo echaba de menos, que sus piropos, palabras amables me ayudaban a conocerme. En cambio Jimmy era de pocas palabras, no me ayudaba mucho con este problema. Era una urgencia para mí el conocerme. Un día le pregunté “¿Por qué me quieres”?, me respondió “¿Por qué me haces esta pregunta todo el tiempo?, si no te quisiera no estaría contigo”. Yo me quedé callada, y pensé “es verdad”, no sé por qué sigo insegura.
En cambio Pepe cuando le hice la misma pregunta “¿Por qué me quieres?”, respondió “Si yo pidiera darle un nombre a esto que eres tú le llamaría pureza, no la pureza virginal, sino para mí una persona pura es sinceridad, verdad, sencillez. No soporto la mentira, la hipocresía, la falsedad. Tú dirás, seguro que hay mucha gente así, pero te equivocas, en verdad no hay casi nadie así”.
“¿Por qué estas con Jimmy y no con Pepe?”, preguntó Miruzka.
“Porque Pepe me generaba inseguridad y Jimmy no”, respondí.
“Pero si acabas de decirme que Jimmy te dejaba insegura”, exclama Miruzka.
“¡Hay, entonces no sé qué me pasa!”, respondí.
También le hable del problema que tenia con las personas, unas me atribuían capacidades superiores a mí, yo no sabía por qué, y otras me odiaban o no me tomaban en cuenta, por eso me sentía sola; mi pololo hablaba poco y a veces me encontraba hablando sola. El hacía muchos gestos bonitos por mí, pero no me atrevía a contarle mis cosas, a pesar que me sentía protegida por él. O sea tenía muchas dudas.
Más encima los profesores que no querían que yo terminara mi carrera, me sentía sola en mi casa, en la escuela, con mi pololo, en todas partes.
Miruzka consideró que iríamos de a poco viendo los temas, pero ahora que me dedicara solo a mi carrera, que no pensara en nada más, eso era lo urgente.
Así lo hice, me dediqué solo a estudiar, hasta sacar el 2° año, sin importarme las notas de esos profesores, solo a pasar de año, según me aconsejó Miruzka.
Así continué solo estudiando, Jimmy igual pasó de curso. Luego mi situación sentimental se fue estabilizando.
Estuve con Miruzka unos siete meses, desde Septiembre del 69 a marzo del 70, abocada a solucionar “Problemas Fundamentales”.
Algunos se solucionaron parcialmente y otros quedaron pendientes.
“III Año”, 1970
El tratamiento de Miruzka me aclaró que a través de mi historia, el gran conflicto que tenía era el “Miedo al amor”, no quería amar por temor a sufrir. Comprendí mejor mi pasado y vi que algunos hombres me amaron de verdad, y todo fue un fracaso por mi temor. “Nadie tuvo culpa”. Mis temores con Jimmy no eran por falta de amor, sino la misma “evasión” que tuve antes con las otras relaciones.
Miruzka dijo: “Usted debe preguntarse “Lo amo o no lo amo”. Si no lo ama déjelo, si lo ama cásese con él y termine este tormento, este “temor al compromiso sentimental””.
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DR. EMILIO MORALES, NEUROLOGO |
Yo, después, andaba irritada, con dolores de estomago, de cabeza, insomnio, tiesa como fierro, depresiva, sin ánimo, con angustia, con descontrol emocional. En este estado iba a perder mi carrera. ¡Pasaban miles de pensamientos por mi cabeza!. Hasta que decidí ir a un neurólogo de la U., el Dr. Emilio Morales del servicio de alumnos de la U., le conté todo mi drama, me atendió dos horas, con mucha paciencia.
Luego me dijo sonriendo: “Usted tiene frenados sus sentimientos e impulsos. No es fría puesto que dice que se controla por temor a las consecuencias. Una mujer fría sabe que no habrá peligro, porque puede controlarse. Usted es normal. Si está “pensando” mientras él la acaricia, es natural que se enfríe. Al sentimiento no se le puede aplicar pensamiento, eso es una defensa suya. Usted se niega a aceptar, simplemente y sin rodeos, que está enamorada de Jimmy. El gran error es racionalizar el sentimiento, aplicarle la lógica, con eso lo destruye y de ese modo perderá a su pololo. Todo su desequilibrio se debe a que usted está negándose constantemente.”
“Responda a la pregunta de su psicóloga “¿Lo ama o no lo ama?. Cuando tenga la respuesta, no cuestione más el asunto y tome una decisión. No lo analice, simplemente acéptelo.”
“Si ama a esa persona, comuníqueselo a él, lleguen a un acuerdo y cásense lo antes posible. Para casarse basta una cama y una mesa, no le busque las cinco patas al gato, sea sincera y sencilla, solo falta aceptar su amor y nada más. Ese es todo su problema real y actual. No vaya a ninguna terapia más, no continúe creyéndose incapacitada para amar, deje fluir sus sentimientos, de lo contrario se enfermará usted y su pololo. El es un hombre normal, vital, sincero, y que la ama, bastante lo ha demostrado en sus dos años de pololeo”.
“Acepte sus sentimientos y verá cómo será una mujer nueva”, me repitió al despedirse. También me dijo que: “para hacer las cosas bien y no dejar asuntos pendientes, hablara con Pepe y le comunicara la decisión de cortar con la relación”.
Volví tranquila de la consulta, con la certeza que decía mi corazón que “él tenía la razón”. Decidida a hablar con Jimmy y tomar una pronta decisión, sino perdería a mi pololo y mi carrera.
(Abril 1970)
Conversé con Jimmy, le conté la entrevista y le dije que si me amaba, nos casaríamos pronto, de lo contrario terminaría loca y volvería a perder la carrera que tanto quería. Al principio le sorprendió la propuesta, pero luego la aceptó, pese a que los dos estábamos estudiando.
Retomé mi práctica, me sentí con nuevos ánimos. Ya no tenía dudas, estaba feliz, nos casaríamos el día 14 de Julio de 1970.
(Junio 1970)
Un mes antes, llegó Pepe de sus conciertos, me llamó y le pedí que nos juntáramos en el cerro San Cristóbal, que tenía que comunicarle algo importante.
“Ah, me vas a dejar”, dijo, pero no respondí. “¡Nos vemos a las seis!”, le dije y corté.
Le anuncié mi matrimonio, me despedí de él y se acabó “la extraña relación” para siempre.
Se acabaron mis incertidumbres, esta vez no cambié de opinión, estaba segura: “me casaría con Jimmy”.
(Julio 1970)
Nos casamos el 14 de Julio de 1970 en la parroquia de Santa Filomena. Ofició el padre Leonel Baboun.
Como ambos éramos estudiantes, la celebración fue muy sencilla, en casa de mi prima Cristina Montecinos, quien nos regalo el coctel en su casa. Invitamos a los familiares más cercanos y amigos de la U., solo seis compañeros.
FOTOS DEL MATRIMONIO
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MATRIMONIO CIVIL DE JAMES ERIC PARKER ALDAY Y MARIA ANTONIETA MONTECINOS PANTOJA |
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ENTRADA EN LA IGLESIA SANTA FILOMENA DE MARIA ANTONIETA Y SU PADRE OSVALDO MONTECINOS GONZALEZ. |
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ENTRADA DEL NOVIO CON SU MADRE GLORIA ALDAY REYGADAS |
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SACRAMENTO DEL MATRIMONIO CATOLICO POR EL PADRE LEONEL BABOUN |
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YA SOMOS MATRIMONIO |
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A LA FIESTA |
SUEGROS JAMES PARKER PIZARRO Y GLORIA ALDAY REYGADAS. MARIA ANTONIETA Y JAMES |
COMPAÑEROS DE UNIVERSIDAD: JORGE WALTON, MARIA ELENA ALBORNOZ, JAMES, MARIA ANTONIETA, ROBERTO PEREZ, MARCELA SOTO Y ANDRES CAPUTO. |
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ABUELA CATALINA REYGADAS, MARIA ANTONIETA, JAMES Y ABUELA LAURA PIZARRO. |
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FAMILIARES MONTECINOS: OSVALDO MONTECINOS Y SU ESPOSA WALDEME, MARIA ANTONIETA, CRISTINA MONTECINOS, JAMES Y MARIA ANGELICA PUGNO. NIÑOS VARIOS. |
TIA MARTA ALARCON, TIA LILA GARCIA, JAMES, MARIA ANTONIETA Y SUEGRA GLORIA, |
Mi tía Lila, que aparece en el blog, insistió en que pasáramos la noche de bodas en un hotel que ella nos buscó. Luego iríamos por unos días a Vallenar, en casa del padre de Jimmy. Nosotros no queríamos más que algo muy sobrio, pero ella insistió tanto que aceptamos, aprovechando el tiempo de vacaciones de invierno, para luego volver a la universidad con nuestros estudios y mi práctica.
Al principio vivimos en casa de mis padres, otro tiempo en casa de la madre de Jimmy, hasta terminar el año en una pensión.
Ese año me recibo y comienzo a trabajar en el Jardín N° 1 de Conchalí en marzo 1971. Entonces nos trasladamos a un departamento en Patronato, que financia mi padre al comienzo, y luego lo financio yo. Jimmy aún tenía que estudiar y terminar su carrera. Allí, como dijo el Dr. Morales, solo teníamos una cama, una mesa con cuatro sillas, algunos muebles de living de mimbre, útiles de cocina básicos, dos tazas de té, dos platos hondos y dos bajos, unos vasos y servicio.