Año 1983
Otra anécdota ocurrida en este veraneo familiar en
El Quisco, fue EL LITRE.
Como eran tan inquietos los niños, y querían
divertirse siempre en cosas nuevas, mi hermana Alicia, que le encantaba salir
de paseo, llevó una tarde a los diablillos a pasear a un lugar, que según le
habían contado, tenía una laguna maravillosa, con un paisaje de sueño.
Partió el batallón, aperados como corresponde de
picnic: trajes de baño, toallas, bebidas, gorros, etc..
Los integrantes eran: mi hermana Alicia, Rosa María
que vivía con nosotros, mis hijos Christopher y Kathleen, Eileen no fue porque
era muy pequeña, los hijos de mi hermana Felipe, Ramiro y José Luis, además de
dos amiguitas que estaban veraneando con nosotros Claudia y Eliana Navarro,
hijas de una amiga Eliana Díaz de Navarro del Camino Neocatecumenal, la cual no
se encontraba con nosotros ese día porque volvió a Santiago al funeral de su
padre.
James y yo no fuimos al paseo, queríamos descansar
un poco de tantos angelitos, y además mi esposo estaba muy enojado por lo del
incendio que habían provocado Ramiro y Christopher.
Partió la comitiva rumbo al paradisiaco lugar, a
pasarlo “chancho” como ellos decían, unos amigos les habían contado que era una
laguna maravillosa, tranquila, solitaria, llena de sauces, plantas, con lugares
para incursionar “fantásticos”.
Se instalaron bajo un sauce llorón, se pusieron los
trajes de baño, pero primero obviamente comieron y bebieron, jugaron a hacer
columpios con las ramas del sauce.
Pero las señoritas Eliana, Claudia, Rosa María y
Kathleen, no les pareció tan limpia el agua, porque era algo verdosa y hasta
tenía un tronco de árbol adentro, lo cual no les “tincó” mucho meterse a la
laguna. Solo se metieron Felipe, Ramiro, José
Luis y Christopher.
El personal femenino se quedó con la tía Alicia
disfrutando de las risas, del paisaje y del picnic.
Los niños jugando felices en el agua, luego se les
ocurrió llegar hasta el árbol nadando, subieron a él y jugaron pasando por
arriba y abajo.
Pero de pronto Alicia escuchó unos gritos: ¡Ay, Ay,
Ay!, gritos que se ponían cada vez mas angustiosos.
Volvieron todos los niños a la orilla nadando y
quejándose que algo les picaba, y se rascaban y se rascaban, todo el cuerpo.
¿Que pasa preguntó? mi hermana.
¡Nos pica el cuerpo”!, gritaban desesperados.
Eliana que tenía una uñas largas y muy pintadas,
porque era muy “pituca”, se dedicó a rascarles la espalda, pero los gritos eran
tan fuertes que decidieron volver a la casa. ¡Era una gritadera infernal!.
Llegaron corriendo a la casa y yo desperté a James,
quien dice: ¿”Que pasa ahora”?.
¡“Los niños tienen algo que les pica, ven por
favor”! respondí.
Se levantó James disgustado: ¿“Ahora, que se les
habrá ocurrido por la santa madre”?.
Fuimos al patio, y James al verlos gritó: “¡Ah, eso
es litre”! ¿Qué hicieron, estuvieron en
un árbol de litre?.
Ah, grito Eliana, había un tronco de agua en el
agua, ¡Entonces era litre!
¡Ay, dijo mi hermana, ¡Litre!
“Si, porque nosotras no nos bañamos, no nos tincó
el agua” dijo Rosa María.
Mientras tanto los gritos desesperados de los
niños, lo único que querían era que se le pasara la picazón, tiritaban,
gritaban y se rascaban como locos “Tío, tío, que podemos hacer”?.
“Tirarse a un barranco”, respondió indignado James.
Luego dijo burlesco “Yo les voy a solucionar el problemita”.
Y se dirigió al patio, agarro a tirones la manguera
y los hizo ponerse en fila, y les tiró gustosamente agua a chorros por todas
partes y les cantaba irónico y burlón “Como el agüita fresca, riega riega las
plantas….……...”
Mi hermana indignada reclamaba “James, James no sea
bruto”. Pero James estaba feliz,
vengándose de la siesta que le arruinaron, más el incendio del día anterior, y
continuaba cantando.
Después fuimos a la farmacia y nos recomendaron una
pomada para la urticaria.
Así es como terminó el feliz paseo, echándoles
pomada por todo el cuerpo ¡Kilos y Kilos de pomada!
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