Al Lector; por María Antonieta Montecinos

Esta biografía ha nacido de la necesidad, en primer lugar, de dar a conocer a mis hijos y descendientes, la historia de mi vida,...Leer Más>>>

viernes, 2 de septiembre de 2011

CAPITULO 66 "EL SUEÑO DE LA ESTRELLA QUE SALVA MI VIDA"

SUEÑOS PREMONITORIOS
(Santiago, 1967 junio 14, 27 años, Primera visita de la Santísima Trinidad)[1]

Yo me sentía en ese tiempo con fuertes dolores de estómago, todo me caía mal.   Me llevaron al doctor y éste pidió una colecistografía a la vesícula, que salió normal.  

Me quejaba también de un dolor de espalda, al lado izquierdo, como a la altura del riñón.   El médico dijo que  no me preocupara, que no tenía nada; pero los dolores continuaban.

Entonces yo soñé que me estaban operando de un cálculo a la vesícula, y que el doctor decía:

“Cuidado, muy despacio, éste es un cálculo multiforme y se encuentra incrustado en el riñón izquierdo.   Toda precaución es poca, hay que sacarlo sin romper el riñón, que está inflamado.   El cálculo tiene puntas incrustadas en el riñón: es como una estrella con muchas puntas”, dijo: “Iremos de a poco, sacando las tres partes incrustadas, una por una.   El riñón está en peligro; nunca había visto algo así”

Por fin me sacaba el cálculo y lo mostraba a los doctores: era enorme, como una estrella con muchas puntas filosas.

Ese era mi sueño y yo se lo conté al Dr. Maturana, un cirujano eminente, el mejor de Chile.   Él se rió y me dijo:

“Los sueños son sueños; tú no tienes nada en la vesícula, puedes estar tranquila.   Te daré un calmante para el dolor”.

Pasaron como quince días y yo me sentía cada vez peor.   Le conté mi sueño a un amigo artista, Patricio Solovera, él me aconsejó que fuera a ver a su padre, que era doctor y entendía de sueños.

El Dr. Solovera era un médico de pueblo, que vivía en Talagante, en una casa pequeña.   Sus pacientes le pagaban con gallinas, huevos, chanchos, era raro el que llevaba plata; el doctor era feliz atendiendo a los pobres.   Yo estaba impresionada con la humildad de su consulta: apenas tenía un título en la pared; un escritorio modesto, una camilla y un estante lleno de remedios que, generalmente, regalaba.

Era un hombre afable, cariñoso, se puso muy contento con nuestra visita, él estaba separado.   Patricio le contó la razón de la visita y él, luego de ver mi colecistografía, normal a pesar de los dolores; me pidió que le contara el sueño.  

Yo le relaté el sueño.   Él puso mucha atención y me dijo:

“Lo que vamos a hacer es tomar una radiografía al riñón izquierdo.   Cuando la tengas, me la traes para verla”, y me dio una orden.

Mi papá decía que ese médico estaba chiflado por hacerle caso a los sueños, con razón era un muerto de hambre que no conocía nadie; que apenas le pagaban con pollos y quesos, como en los campos.   “Ni me pescó”, pero el dolor iba en aumento, al punto que un día no me pude parar de dolor.   Entonces mi hermana le dijo:

“¿Por qué no le mandas a hacer una radiografía a la Toñi, ella siempre tiene sueños que se cumplen; total, nada se pierde?”

“Claro”, dijo mi papá, “ese medicucho de pueblo va a saber más que Maturana, un médico reconocido, el mejor cirujano de Chile”

Pero Alicia insistió: “mira el color amarillo de la Toñi, ya no está comiendo nada, ¡hay que hacer algo! Para el caso, sólo se perderá el examen”

“Bueno”, dijo al fin, después de mirar mi aspecto preocupante.

Fui a tomarme la radiografía.   Salía una sombra en el riñón izquierdo: el radiólogo decía que estaba ligada a la vesícula.

Le llevé la radiografía al Dr. Solovera y éste dijo: “Hay que operar lo antes posible, el riñón está peligrando, tiene incrustado un cálculo enorme”

Le mandó la radiografía y su opinión médica al Dr. Maturana, escribiendo al final: “¡URGENTE!”

Fui donde el Dr. Maturana, vio la radiografía, leyó la carta  y me dijo: “Hoy mismo la opero”

Me mandó internar para que me operara en la Clínica del Hospital Salvador; conversó con mi papá, que se veía preocupado.  

Yo en ese momento, además del dolor físico, tenía un dolor en el alma porque tenía un pololo que se llamaba Kiko y él, hacía cuatro días, se había decidido a romper nuestro pololeo sin explicación alguna.

Para mí este dolor era tan grande que no me importaba morirme en la operación, ni ganas tenía ya de vivir.

La operación duró cuatro horas, desde las 6 de la tarde hasta las 10 de la noche.

Me dejaron con una enfermera que no se apartó de mi lado; pasó toda la noche sentada a oscuras con mi mano tomada, y hasta me consiguió una estufa, aunque no había ninguna en la clínica.

A media noche comenzó a nevar, cosa rara en Santiago ¡Era extraordinario ver nevar! Ahí sucedió lo más insólito de todo: apareció una paloma blanca  en mi ventana, y arrullaba.   Luego, no sé si estaba dormida o despierta, vi la figura de Cristo  los pies de mi cama.

Yo quedé en una gran paz; se me quitó toda la inmensa pena que tenía por Kiko y sentí un gozo indescriptible, no sentía pena, dolor, ni tristeza.
           
Al día siguiente ¡una absoluta paz!, un gozo y un ánimo inusitados; parecía que no me habían operado.   ¡Estaba contenta, llena de vitalidad!
           
De pronto me di cuenta de que mi enfermera, tan cariñosa, no estaba.   Pregunté por ella y la enfermera de ese turno me respondió: “Aquí no hubo ninguna enfermera en la noche, la que iba a venir, no pudo”

“¡Pero no es posible!, si yo estuve con ella toda la noche, tomada de su mano ¿y quién me trajo la estufa, entonces?”

“¿Qué estufa?”, me respondió.   “¡Aquí no hay ninguna estufa!”

Yo no salía de mi asombro.   ¿Lo habría soñado todo?, ¿la paloma?, ¿la nieve?, ¿la enfermera?, ¿Jesús? ¿Y esa paz que sentía? ; ¿ese consuelo, ese gozo y ningún dolor?

En ese momento, como a las siete de la mañana, llegó Kiko a visitarme; muy amoroso y pidiéndome perdón.

Yo lo miré con tranquilidad, le di la mano y le dije: - “No te preocupes, estoy bien, gracias por venir.   Debes irte a tu trabajo.   Deja aquí las flores, ya me conseguiré un florero.”

 Pero yo me sentía envuelta como en una nube.   La verdad, toda pena había pasado; no sentía ningún rencor hacia él, al contrario, yo diría que sentí compasión.

Alrededor de las 8 llegó mi cirujano y me mostró un frasco donde estaba el cálculo que me había sacado; era igual al de mi sueño, como una estrella con múltiples puntas.   Lo miré con certeza y le dije:

“Ese mismo era el cálculo de mi sueño, el que estaba incrustado en mi riñón izquierdo, por eso no aparecía en la colecistografía.

“¿Y cómo lo sabe?, preguntó el doctor.

“Porque eso decía mi sueño, doctor, y usted se rió de mí”

El doctor Maturana respondió: - “Agradezca al Dr. Solovera, que le salvó la vida; su riñón estaba a punto de romperse.   ¡Usted estaba en peligro de muerte!, ¡Qué increíble! Nunca habría creído esto si no me hubiera pasado a mí”, agregó.

“¿Me lo puede prestar después de que lo muestre a su familia, para que lo vean mis alumnos y colegas y contarles esta increíble historia?”

“Claro”, respondí, “espere que lo vea mi papá primero, que tampoco creyó nada…”

Me abrazó y me dijo: - “¡Está como nueva! No tiene la misma cara que cuando llegó”

“Gracias, doctor”, le dije, “es usted un excelente cirujano, veo que mi riñón le dio mucho trabajo”

“Sí, cuatro horas, casi”, respondió riendo, “pero valió la pena”

Después llegó mi familia, y el doctor les narró lo de la operación; mi padre no cabía en sí de asombro.

Yo le pedí a Alicia que  averiguara el nombre de la enfermera nochera en recepción.   Ella volvió diciendo que anoche no había venido nadie porque la enfermera asignada estaba enferma.

“¿Cómo?, ¿pero nevó anoche?, pregunté a Alicia.

“¡Ah!.   Sí, anoche nevó.   ¿Viste qué bonito?”

Todos estaban maravillados de lo bien que me sentía, a apenas unas horas de tamaña operación.   Hasta pedí mis pinceles y témperas para pintar.  

Hice que trajeran revistas, chocolates y sándwiches para las enfermeras.

El doctor decía: -“¡Esta enferma tiene un ánimo increíble!”

Cuando todos vieron aquel extraño cálculo–estrella (el doctor le dio un  nombre que no recuerdo), se convencieron de la veracidad del sueño; sobre todo mi papá, que no creía en nada de eso.   Después de que se fueron, yo me quedé sola, disfrutando de esa nube en la que estaba.

No se lo conté nunca a nadie más en mi vida.   Ahora lo escribo por primera vez, ni siquiera a escribirlo me atrevía.

Lo sentí claramente:

“¡Era la Santísima Trinidad, que me hacía su primera visita!”

Para mí, esa enfermera misteriosa que tuvo mi mano tomada toda la noche y que me trajo una estufa, no fue otra cosa que la presencia de Dios en su Santísima Trinidad[2].  

Luego, su  Hijo frente a mí, dándome aquella paz, salvándome la vida.   Regalándome tanto consuelo, gozo, calma, vitalidad, que ni siquiera me importó que viniera Kiko; fue como si él no existiera para mí.   Yo estaba viviendo algo divino, único, celestial.  

Y finalmente, aquella paloma blanca en la nieve, que arrullaba en la ventana y que no era más que el Espíritu Santo.

Todo estaba claro: era la Santísima Trinidad, que comenzó su acción con el “Sueño de la Estrella” y lo corroboró con su presencia sanadora.

Esto ocurrió 6 años antes de escuchar las Catequesis Neocatecumenales.

Jamás se lo he contado a nadie, para que no piensen que estoy mintiendo o que me estoy atribuyendo hechos que no pueden suceder



INTERPRETACIONES.

Marion Muñoz, Terapeuta.
·        Sueño claramente premonitorio.
·        Visiones.
·        Respuesta divina a la necesidad de compañía, seguridad, paz.   En esos momentos, sentirse protegida.
·        Respuesta divina a la necesidad del creyente.


María Antonieta Montecinos
“Un llamado de lo alto”

“En mi operación pasa la Trinidad por primera vez”

14 junio 1967, a 6 años del Anuncio de las Catequesis Neocatecumenales, Clínica del Hospital Salvador

Yo tuve un sueño de una “ESTRELLA” que me sacaban del riñón.

Voy donde el Dr. Maturana, me saca una radiografía a la vesícula y no encuentra nada.   Luego el dolor persiste, voy donde el Dr. Solovera, le cuento mi sueño y me manda a tomar una radiografía de riñón.   Aparece la ESTRELLA que el sueño mostraba.

El Dr. Maturana opera y saca un cálculo de vesícula idéntico a la estrella.

Yo vi claramente - en este sueño-  la intervención de la Santísima Trinidad, que salvaba mi vida.

La aparición de la paloma en la ventana mientras nevaba, era para mí, el Espíritu Santo.
Luego, la enfermera misteriosa, era Dios acompañándome.   La figura que me da la paz y la sanación, para mí, no es otro que Jesús.

Veo que todo fue providencial: el sueño, el Dr. Solovera, que lo pone el Señor.   Después, la operación riesgosa que resulta perfecta.   Las señales durante la noche: la enfermera, la paloma, la figura, la paz con que amanezco, lo bien que me sentía –como en una nube-, llena de alegría, perdón, amor.

Para mí, pasó el Señor.   Es mi testimonio.



Pasajero Invisible
Mi espíritu quiere ser libre,
mi espíritu quiere tener su propio nombre
¡Qué hermoso!
Un suave sol de primavera,
seguido de una blanca nieve,
una paloma arrulla en mi ventana,
Espíritu Santo que arrulla en mi alma
¡Me siento como una paloma de convento!
Toda tristeza profunda se ha esfumado
¡Mi espíritu  quiere saltar, brincar, cantar!
¡Qué suave abandono de todo lo terreno!
¡Hasta de mi cuerpo!
¡Qué dulce rostro me da la paz!
El corazón parece estallar
y quiere romper las rejas que lo oprimen.
Me voy, me voy, por caminos desconocidos;
voy tras el camino que tienes para mí.
¡Si pudiera alcanzar
los bordes del encaje del cielo!
alzarme hacia lo Infinito,
¡Empinar mi espíritu y mi cuerpo
hacia la Eternidad!
Que mis manos estén siempre
aferradas a Ti, como esta noche.
Pasajero invisible, nadie te vio, sólo yo.
Trinidad Santa, pasaste frente a mí,
transformando mi tristeza en gozo,
¡sanaste mi cuerpo enfermo y mi alma!


Psicólogos Miguel Socias y Fabiola Soriano.
Es con ejemplos como este que uno puede dar muestra de la importancia de escuchar los propios ritmos y sensaciones.   Muy valioso es nuevamente el aporte de Alicia, quien como de costumbre pudo diferenciar la importancia de las premoniciones de Antonieta.   Sin duda la experiencia de comunión espiritual vivida es notable, cuando las personas obedecen a las señales que se les ofrecen para mejorar su vida son bendecidas, tal y como ocurre en este caso; se produce un estado de gracia especial.   Es importante recordar que aunque vivimos en un mundo lleno de duros sucesos, la divinidad siempre está a nuestro alcance, y se nos ofrecen innumerables oportunidades para salir de la miseria y abrazar la luz.




[1] Nombre asignado según interpretación personal del sueño.
[2] La protección del Padre, que encabeza la Trinidad presente: tres personas y un solo Dios

8 comentarios:

  1. Hola, Antonieta:
    Esta publicación me trae recuerdos de cuando recién comenzamos a ser amigas, gracias a tu biografía.
    En esa época me llamó profundamente la atención este sueño; pero ahora la presencia de Dios, la salud, el pasar a otra etapa de los afectos ya es una experiencia también para mí. Es bueno volver a leerlo con otra perspectiva.
    Lo mágico de la lectura es que siempre se renueva dependiendo de la mirada del que lee; espero tener madurez y paz para comprender de lleno la magnitud de ese sueño

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  2. No puedo publicar de otra forma, saludos
    Dina

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  3. .Querida Dina: Por fin me pones un comentario ¡ Estoy muy contenta que me hayas escrito , tu eres parte de la creación de este Blog , tu opinión es muy importante para mí. Con respecto a lo que comentas.Claro, que a medida que madura uno, la lectura , te hace descubrir diferentes matices del pensamiento.Es cierto ,que poco nos vemos, pero tenemos un amigo en común, que nos vá comunicando ,cada día mas profundamente en el amor, ese es Cristo Jesús
    ¿ Verdad que tu entiendes esta experiencia ?
    Solo quien está en comunión con el mismo Espíritu, la entiende.Esa Paz, ese gozo, ese certeza de " Esto, no viene de mí, es una presencia , que viene en mi ayuda, verdad?.

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  4. Maravilloso capitulo y emocionante
    realmente me gusto mucho
    impactante
    Javiera Besa

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  5. Madre,
    toda esta biografia que estan escribiendo (perdona mi ortografia) =( . Bueno esta biografia aunque me cueste mucho decir mis sentimientos es una enorme alegria para mi ya que veo tu niñes , tu adolececencia,( MI ORTOTOGRAFIA ES PESIMA PERO CON MI BELLEZA FISICA ME PERDONAN !!ENVIDIENME SI =))
    BUENO MAMITA PARA MI CADA CAPITULO LO LEO Y AUNQUE NO COMENTO ES MUY IMPORTANTE PARA MI
    TE ENCUENTRO UNA PERSONA EN PRIMER LUGAR MUY INTELIGENTE, ARTISTA, SENCIBLE, ERES LA MADRE PERFECTA.
    OJALA TOKARA EL PIANO COMO TU, PERO NO LO HEREDE JAJAJ
    DESPUES DE MI EXAMEN TE COMENTARE TODO LO QUE PIENSO DE ESTE SUEÑO
    TE AMO MAS QUE AMI VIDA
    TU HIJA LOKA
    KATHLEEN

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  6. .Querida hija Kathleen: Para mí, este es mi legado en primer lugar para mis hijos, esposo y nietos, perientes y tambien para toda persona que le ayude el leer mi experiencia, ya sea porque le ayuden mis acontecimientos y crean que por muchos sufrimientos que puedan tener, todos tenemos Angeles, que vienen en nuestra ayuda, enviados por Dios para nuestro consuelo, como habrán visto en mi historia. " No preguntarse el porqué nos pasan las cosas que no entendemos sino el "PARA QUE", solo Dios sabe solamente el "Para qué ", siempre es para algo bueno. Hija, todo lo que te está sucediendo HOY, es para tubien " Dios te ama, eso, ja´mas lo dudes.
    Gracias por tus emotivas palabras.Un beso hija, este es el mejor regalo que me puedes hacer, tu Amor.

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  7. GRACIAS POR TU RESPUESTA MARAVILLOSA MAMÁ
    TE AMO MUCHO

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  8. De mucha profundidad el mensaje de mis Psicólogos Miguel y Fabiola. Es una gran verdad, si obedecemos a nuestra sabiduría interior , somos bendecidas. Eso es absolutamente verdad.Por experiencia siempre que no he obedecido a esa voz interior que me ilumina el bien, me equivoco y lo tengo que lamentar¡ Es como una especie de necedad con la que actuamos entonces. ! DEBERIAN AGRADECER ESTOS SABIOS CONCEJOS QUERIDAS LECTORAS.

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De Izquierda a derecha Miguel Socías, Fabiola Soriano, María Antonieta Montecinos y James Parker