Al Lector; por María Antonieta Montecinos

Esta biografía ha nacido de la necesidad, en primer lugar, de dar a conocer a mis hijos y descendientes, la historia de mi vida,...Leer Más>>>

domingo, 19 de septiembre de 2010

Capitulo 47 El Milico

CAPITULO 47 UNA FUERZA DESCONOCIDA “EL MILICO”

1958, 18 años

Sucedió que un día venía de casa de mi amiga Wilfred, de noche, como a las 10, y de pronto se apagaron los faroles. Yo pensé: “me voy corriendo a mi casa” (como a una cuadra), o me devuelvo a casa de Wilfred, porque me daba miedo andar a oscuras en la noche.

En ese momento, oigo la voz de un milico amigo de Augusto, que a mi nunca me agradó, porque siempre andaba sacándome a bailar y a mi me molestaba no se por qué. Era muy alto y fornido, y yo, baja y muy delgada. Se acercó y me saludó muy amable, y yo me asusté al verlo aparecer en la oscuridad.

- “Hola”, respondí.

- “¿Vas a tu casa?” preguntó,

- “Si”, respondí, “pero se apagó la luz y estoy esperando que vuelva”

- “¡Ah!”, dijo, “pero yo te puedo acompañar”,

- “No te molestes, gracias, puedo esperar” contesté.


- “Te acompaño” dijo

Y se quedó conversando de la fiesta donde Augusto me lo presentó. Así pasaba el tiempo y yo me empecé a inquietar porque la luz no volvía, y en la casa se iban a preocupar. Entonces él me dijo:

- “Parece que la luz no va volver todavía”.


- “Si”, respondí, “ya me está pareciendo mucho”.


- “Si quieres te acompaño para que no te tardes, te veo preocupada”.

En realidad no hallaba que hacer, no quería ser grosera en devolverme a la casa de la Wilfred, pero tampoco quería ir con él. Ante esta indecisión, y mi titubeo, él insistió riéndose:

- “Vamos mujer, que tanto lo piensas, no soy el lobo”.

Ante su burla, me molesté y dije:


- “Bueno ya, vamos”.

No había nadie en toda la cuadra, y la verdad yo estaba nerviosa y comencé a apurar el paso. Entonces, él me cogió del brazo fuerte, y me tiró hacia atrás diciendo:

- “Para dónde vas tan apurada muñeca”


- “Suéltame” le dije dándole un tirón y retirando el brazo. Ante esto, él reaccionó violento diciéndome:


- “Que te pasa, ¿acaso no te gusta que te toquen?”


- “No”-respondí seca y empecé a correr.

Él me siguió y me agarró por la espalda, con fuerza, abrazándome y riéndose. Pero estaba molesto, y me miraba con rabia

- “Suéltame” le grité, “idiota”.

Y como no me soltaba, en mi rabia, sentí una ira tan grande, que parecía que iba a estallar. Me vuelvo hacia él, y recordando una llave de defensa personal que me había enseñado Wilfred, le doy un golpe detrás de la rodilla con toda mi furia. Enorme fue mi sorpresa al ver que se cayó de espalda al suelo, aquel tremendo tipo, golpeándose contra el piso. Yo salí corriendo muerta de susto, hasta llegar a mi casa.

4 comentarios:

  1. Hola,
    Al fin publican..
    Entre por casualidad y encontre capitulos
    Que fantástico que tu hija esta mejor!!
    Los hijos siempre, hasta que nos muramos nos daran mucha alegria pero tambien preocupacion asique ¡animo!
    Sobre el capitulo me encanta el de Jorge, muy interesante, increible la coneccion que tenian los dos, impresionante.
    Muy bueno tambien el comentario del sicologo.
    Cuando ocurren cosas asi´creo que no se olvidan nunca.
    FELICIDADES PARA MI ESO ES UN ¡REAL DON!
    Saludos a ti e hija

    ResponderEliminar
  2. Perdon escribi mal, quise decir
    Felicidades para TI ,
    GRACIAS

    ResponderEliminar
  3. Francisca Brautigan. Que bueno que sigues nuevamente el blog , crei que ya no lo leias, tus comentarios me daban mucho animo. Tienes muy buenas opiniones, realmente el Capitulo de "Mi amigo jorge", para mi , estubo magistralmente analizado y comprendido por Miguel. No te desaparescas tanto tiempo.

    ResponderEliminar
  4. Uff, estoy absolutamente de acuerdo con que quisiera saber interpretar así los sucesos de la vida, siempre había escuchado eso de que "polos opuestos se atraen" pero no entendía a qué se refería esa frase o si tenía algún sustento, ahora me hace más sentido, gracias a ambos!

    ResponderEliminar

COMENTARIOS RECIENTES


De Izquierda a derecha Miguel Socías, Fabiola Soriano, María Antonieta Montecinos y James Parker