Al Lector; por María Antonieta Montecinos

Esta biografía ha nacido de la necesidad, en primer lugar, de dar a conocer a mis hijos y descendientes, la historia de mi vida,...Leer Más>>>

jueves, 28 de abril de 2011

Sueños Simbólicos 1966

2. El Auto Sin Control

Estaba en un valle cerca del río. Sobre mí un puente gigante, firme y grueso. La gente hacía cola para volver a Santiago en micro, desde el puente. Era una multitud, los carabineros empujaban a los primeros y la cola iba cayendo hacia atrás.
Yo miraba esta escena y me alegraba de no estar allí. "tengo auto- pensaba- no tengo que hacer cola". El auto era elegante, sin capota, y me lo había prestado un amigo, que confiaba en mi manejo.

Asombrada de su confianza, yo no comprendía por qué mi amigo la sentía. Le pedí ayuda a mi amigo Gabriel H (quien fuera el que me avisó las dos veces que Jorge trato de suicidarse), finalmente era un amigo de Gabriel quien me ayudaba. Yo no conocía el manejo del auto, tenía miedo de subir.

Luego de partir pensaba... "Podría llevar todos los muchachos buenos mozos que quisiera y elegir el que me más me agrade, o llevar en mi auto a la gente que me tincara.

El paisaje era entre montañas.

De pronto, de un camión comenzaban a rodar unos frutos extraños y gigantes, con forma de papayas. Se abalanzaban sobre la pobre gente que era atropellada por los frutos. Yo partía sola en mi auto sin control y se me presentaban dos caminos; y yo no sabía cual iba a Santiago. Le preguntaba a un hombre de unos cuarenta y cinco años; me quedé perpleja frente a su indiferencia.
Irá pues, respondió el hombre, sin importarle. Luego pregunte a una pareja de ancianos, pero los controles me impedían escuchar bien porque no lograba encontrar los frenos y el auto iba en zig zag, por lo que no recuerdo la respuesta que me daban.

Finalmente una joven bella, independiente, segura de sí, me daba una respuesta convincente; "Por supuesto que irá usted bien, siga tranquila" Yo creí inmediatamente en ella. Seguía mi camino y me encontraba con una pareja de enamorados en unos matorrales.

Tenía miedo de atropellarlos, mientras pensaba "Que románticos y los voy a matar". No quería hacerlo por nada del mundo, pero iba sin frenos. Sin embargo la joven me veía venir y se ponía tranquilamente de pie y me miraba serenamente, ella estaba dispuesta a todo, no me temía. Esta actitud hacía parar mi máquina loca.

Me bajaba de auto y tenía que atravesar un valle pedregoso lleno de altos y bajos. Me encontraba con gente que peregrinaba, llevando piedras en peso. Se me acercaba un guía que llevaba una roca gigantesca, como de un metro de diámetro. Yo llevaba también una piedra pequeña, de la cuál no quería desprenderme a pesar que casi no me la podía. El guía me decía: "Deja el peso, no necesitas llevarlo, tu vas en auto, aprovecha tu buena suerte" Yo no comprendía por qué yo solamente iba a ir tan liviana y cómoda, mientras lo demás llevaban tanto peso, tenía miedo a soltar mi peso.

La gente se detenía extrañada por mi tontería, todos opinaban que debía dejar mi peso, que era mucho para mí y que el auto me correspondía.

Al fin me convencieron y soltaba mi carga. "Tu no tienes costumbre ni eres para esto, decía el guía".





1 comentario:

  1. El sueño es muy claro en su simbolismo, Antonieta lo tuvo cuando José María le aclaró sus sentimientos e hizo patente las diferencias entre los dos.
    Su negativa a comprender la inutilidad de su apego a aquel peso, refleja su confuso interés en esa relación ya vaciada para su inconsciente. Ella es guiada por ella misma en la imagen de la mujer segura de sí; que no solo rechaza la pareja, si no que ofrece mejores respuestas que la de los Ancianos (probablemente los padres) y la de los otros que encontró en el camino.
    También el sueño refleja el difícil tema de la vocación religiosa, el guía que le indica su camino es un guía espiritual, que le aclara que los desafíos y pruebas de las que es librada le darán la posibilidad de enfrentar más adelante sus desafíos.
    La experiencia de Antonieta en la carrera de párvulos es semejante en gran medida a este sueño, el hombre de unos 45 años podría ser el profesor de filosofía del que ya comentamos.
    La piedra, para finalizar, representa la culpa y verguenza, roca de la que esperamos hoy se encuentre más liberada. El padre Francisco, que la ha aconsejado, vuelve a canalizar la voz del guía que le habla en este sueño; tu eres distinta hija, asume el camino apropiado para ti...

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De Izquierda a derecha Miguel Socías, Fabiola Soriano, María Antonieta Montecinos y James Parker