Al Lector; por María Antonieta Montecinos

Esta biografía ha nacido de la necesidad, en primer lugar, de dar a conocer a mis hijos y descendientes, la historia de mi vida,...Leer Más>>>

jueves, 28 de octubre de 2010

AVISO

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CAP 51 TERCERA PARTE FINAL: “AUGUSTO, UN AMOR PLATONICO”

“LA GATA EMBALSAMADA”
Sueños de aviso
(Interpretación por el Dr. Armando Roa) 1962, 22años

Quedé tan alterada con la visita de Augusto, después de su segunda venida de Angol, que en la noche tuve un extraño sueño, y como sé que Dios me habla a través de los sueños, lo anoté para consultarlo con un Psicólogo, que me dijera su significado.

 
Soñé que había una casa vieja, grande y sucia, llena de telarañas, con una enorme y roñosa escalera, que daba a un segundo piso. La casa era oscura, apenas se veían los peldaños. La escalera estaba tan inestable y rota que era peligroso subir por ella.

Yo subía la escalera muy despacio, por miedo a caerme.

Entraba a una pieza, igual de sucia y vieja y me encontraba una “GATA EMBALSAMADA”, que me miraba con ojos suplicantes y los movía como quien dice: “¡sáquenme de aquí!”.

Yo no podía creer, que esa gata embalsamada, ¡estaba viva! Si se supone que estaba ¡embalsamada!

Pero la gata movía los ojos y su mirada era desesperada y suplicante.

En eso, llegaba Augusto y miraba la Gata y empezaba a golpearla con los puños, para liberarla de esa cárcel, pero por más que golpeaba y golpeaba, la Gata, seguía embalsamada, inmutable, como si tuviera una coraza de hierro impenetrable.

Pero seguía mirando, esta vez a Augusto, con aquellos ojos suplicantes que decían: ¡Sálvame!

Entonces, Augusto se ponía de rodillas y lloraba y lloraba de impotencia frente a la Gata, sin poder ayudarla, no hallaba que hacer. Era un sueño angustioso.

Al despertar, me latía fuerte el corazón, este sueño me quedo todo el día dando vueltas, y siempre me acordaba de él.

¿Qué podrá significar?”, me decía, porque estaba segura de que ese sueño significaba algo.

Fue tanto lo que me obsesionó que fui a ver al Dr. Armando Roa, Psicólogo muy destacado, especialista en sueños.

Para ver este doctor, algunos esperaban hasta 6 meses, porque su agenda estaba llena. Pero como yo estudiaba Filosofía en ese tiempo, hablé con el profesor de psicología, el Dr. Puig, que era amigo, para que me atendiera lo antes posible.

El Doctor Roa, me llamó cerca de un mes después, para avisarme que una persona no iría a su terapia ese día porque estaba enferma, y que si yo quería podía ocupar su cita.

Me pilló tan de improviso que le dije al tiro que sí, pero después pensé: “pero no tengo plata”, yo sabía que las sesiones de ese doctor eran carísimas; le expliqué mi problema y él me dijo:

 “No se preocupe, venga no más si ya el Dr. Puig me contó su sueño y lo angustiada que estaba. Me interesa atenderla, por ser alumna de mi amigo no le cobraré nada

Me dio su dirección y fui allá: era un departamento lujoso en la calle Merced, con un enorme salón alhajado elegantemente. Tenía un hermoso acuario, música suave, una alfombra roja maravillosa y todos los detalles de su consulta eran de muy buen gusto. Él era un hombre moreno, de mediana estatura, voz agradable, muy gentil y sereno.

Pase, María Antonieta”, me dijo, “usted es la alumna de Puig, tome asiento, ¿se sirve un café?"

Gracias doctor, se lo agradezco”.

Me sirvió el café y tomando una cajita de madera, bellísima, me la acercó y dijo:

 “¿Fuma?”

Sí, gracias, lo estaba necesitando, estoy muy nerviosa

 “
Quédese tranquila, yo lo ayudaré en lo que pueda”, y me hizo volver a relatarle el sueño con todos los detalles que el Dr. Puig podía no haber recordado. Yo le relaté el sueño con todos los detalles que recordaba. Luego me preguntó sobre mi relación con Augusto y yo le relaté lo mejor que pude la extraña relación que teníamos, y le conté sobre nuestra última entrevista, comentándole que lo había echado para que no volviera nunca más."

Eso será difícil, porque él seguirá viniendo a buscar una explicación que no tiene y que usted tampoco puede dársela”, respondió.

En cualquier caso, tanto él como usted, necesitan terapia psicológica para que algún día puedan resolver sus vidas

Bueno, como nosotros tenemos ésta sesión nada más, vamos al punto que a usted hoy la trae aquí, la interpretación de su sueño, concretamente.”

 “
Mire usted, es esa GATA EMBALSAMADA, que mira con ojos suplicantes a usted y a Augusto, que la liberen de esa cárcel, es usted misma. Su femineidad, su sexualidad, su emotividad atrapada, paralizada como en una cárcel que es su propio cuerpo, que algo no le permite liberarse y expresarse, y grita por ayuda; primero a usted misma, y luego a Augusto, pero ninguno de los dos está en condiciones de ayudarla a liberarse de sí misma, porque su cuerpo está embalsamado como si tuviera alrededor suyo una coraza defensiva, y al mismo tiempo aniquilante.



Usted quiere ser Libre, y sufre porque no sabe cómo hacerlo y se lo pide a Augusto, qué solo llora su impotencia de no poder liberarla. Comprenda, aquí no hay culpables: ni usted ni Augusto son culpables, son víctimas de la impotencia de ataduras sexuales, morales, emocionales, que dado que desconozco sus historias, no sé exactamente sus razones, pero sí sé que usted necesita ayuda psicológica, porque de lo contrario, va a estar eternamente momificada, como claramente indica su sueño, que no puede ser más claro.

Su amigo, como insistentemente dice ser, es muy perceptivo y sabe que él no puede solucionar el problema de ambos y adoptó por negar sus sentimientos, creyendo, ilusamente, que casándose solucionaría el problema, pero no, él volverá una y otra vez a tratar de entender “que pasó” con esta relación. Cuando vuelva nuevamente, cuéntele su sueño y la explicación recomendándole que busque también ayuda Psicológica, si no lo hacen, ambos serán infelices en sus relaciones amorosas y matrimoniales, si usted se casa, será infeliz y hará sufrir a su marido. Su casa vieja, con telarañas, con peldaños inseguros y arriesgados de caer, no es otra cosa que usted misma. Necesita amarse más, arreglarse, desarrollar su instinto femenino, eliminar esas telarañas de su vida, esas complicaciones, esas inseguridades, esos temores, que la tienen maniatada. Y lo último, deje ya ese “complejo de culpa”, ni lo culpe tampoco a él.

Para que agregar más sufrimientos a sus maniatadas vidas, o más angustia a un hombre que ha hecho todo lo que ha podido y se declara impotente; ese hombre la quiere mucho y seguirá sufriendo porque no puede alcanzarla, su amor es para él, como tratar de atrapar el viento: imposible.

Me fui más tranquila y agradecida del doctor.


“AUGUSTO VUELVE POR TERCERA VEZ (1964, 24 años)"

Una mañana estaba yo sentada en la terraza de mi casa estudiando y mi nana me grita por la escalera:-“¡Tiene visita!

-“Que suba”-grité, creyendo que era Florencia o Jorge.

Yo estaba reclinada en un sillón tomando Coca-Cola y con un libro en la mano y miro hacia la puerta de la terraza para saber quien venía y veo a Augusto.

Era como una aparición. Justo como dijo el Dr. Roa, que iba a volver y así fue. Yo no me moví de mi asiento. Lo miré con naturalidad como que lo estuviera esperando (habían pasado dos años desde que no lo veía).

-“¿Cómo estás?”-le dije-“Te va bien ese uniforme ¿de qué es? ¿De Capitán?

Yo continuaba en mi posición, en la silla donde estaba estudiando, con los pies en alto, tomando Coca-Cola y comiendo galletas.

 "¿Quieres Coca? ¿O galletas?" le pregunté.

El estaba rojo y tembloroso, como siempre se pone ante mí. Le ofrecí asiento, pero se quedó parado.

 -“No, es que Ud. me turba. Me pongo tan burro que se me olvida todo lo que venía a decirle”-Y se reía y se reía nerviosamente-“Ud. siempre igual, conserva esa calma exasperante que me derrumba

Yo haciendo el papel de controlada, sentía que el corazón me saltaba por la boca, pero me mostraba mucho más controlada que él.

 -“¿Qué deseas?”-pregunté-“¿Vienes a contarme de tu esposa?

-“No”-respondió-“Ya no tengo esposa. Nos separamos

-“Yo venía a hacerte una pregunta

 -"¿Qué pregunta?" Respondi

 “Quería preguntarte Toñita ¿Qué nos pasó?"(La misma pregunta que me había dicho el Dr. Roa, que me iba a hacer)

-“Qué te pasó”-acoté yo-“Porque a mí no me pasó nada. Ya te dije todo lo que tenía que decirte. Yo creo que necesitas ayuda de un psiquiatra o un psicólogo que te ayude a comprender tu comportamiento, porqué la incapacidad de reconocer tus sentimientos. Es importante que lo averigües y lo puedas superar. Si no vas a pasar la vida separándote y nunca vas a poder tener una relación estable si no te respondes esa pregunta que ahora me haces ¿Qué nos pasó?. Yo por lo menos consulté con un psicólogo y me ayudó a comprender que algo estaba mal en mí. Yo no sé qué me pasa y lo que te pasa a ti, menos. Ni tú, ni yo lo sabemos. Creo que ambos tendremos que consultar un especialista ¿sabes? Eso me dijo el psicólogo que ninguno de los dos puede solucionar este problema sin ayuda profesional. Parece que somos un par de tarados”-dije.

No quise contarle mi sueño porque eso era difícil de entender ¡Y él no iba a creer en un sueño!

-“Yo no sé Toñita. Pero esta pregunta no pasa de mi mente. Pasan los años y no te puedo olvidar.”

Sus ojos verdes se pusieron llorosos, se acercó a mí y me dijo:
 
-“A veces quiero hasta morirme para dejar de pensar.

 -“A mí me pasa lo mismo”-respondí-“Me pregunto una y mil veces que hay de malo en mí, que error cometo, porqué no puedo amar como todas las demás personas, porqué tú te fuiste y te casaste. Yo me echo la culpa, que no te supe enamorar. Ahora ya es tarde para nosotros. Tú eres un hombre casado, yo soy católica, para mí un hombre casado está muerto. Desde el día que tú me enviaste la tarjeta con el anuncio de matrimonio, yo te enterré, quemé tu tarjeta y ahora eres hombre muerto para mí. Lo único que puedo hacer por ti es aconsejarte que busques ayuda profesional para que puedas resolver tu problema y tal vez puedas encontrar alguien a quien amar el día de mañana.
 
-“Eso jamás sucederá”-dijo-“Yo jamás amaré a nadie que no seas tú. Si me casé no fue por amor, fue por temor al sufrimiento. Sabía que no podría soportar vivir lejos de ti. Y tampoco sabía ni sé, porqué no podía ser como tú dices, como los demás hombres que reconocían lo que sentían. Prefería soportar todas las humillaciones que padecí en tu casa, cuando me decían que estaba enamorado de ti y yo insistía en que solo éramos amigos. Yo no sé qué me pasó Toñita. No entiendo. Lo único que sé es que tú eres y serás mi vida. Mi única vida. ¿Perdóname por todo el mal que te he hecho?

Se abrazó llorando a mí y yo respondí:

-“Tú también perdóname por no poderte ayudar. Es una impotencia terrible
 
Ambos lloramos en un largo abrazo.


“AUGUSTO VIENE POR EL GOLPE MILITAR” (1973, 33 años)

Cuando vino el golpe militar en Septiembre del 73, yo estaba casada hacía tres años con Jimmy, que andaba metido con la Juventud Comunista.

Un día Jimmy estaba en Saladillo y yo en mi casa, porque todavía no le daban casa en Saladillo, llegó una patrulla de milicos. Yo salí a la puerta y me dicen que tienen orden de registro porque se había denunciado la presencia de un militante del partido comunista en mi casa.

Yo en estos casos de pánico, curiosamente, actúo con aplomo tal, y controlo tan bien el temor que desconcerté a los milicos con mi actitud tajante.

-“Aquí no hay ningún comunista. No sé quien les habrá dado esa información tan errada. Aquí somos todos católicos-y le mostré mi medalla-“Y vamos a la parroquia Sta. Filomena. Si quiere puede llamar al Párroco, que estamos asistiendo en este mismo momento a unas Catequesis.”-Los milicos estaban desconcertados por mi aplomo-“¿Quién les dio esa información tan errada?”

-“No se puede decir la identificación del informante”-contestó el milico.

En esa conversación estaba cuando llega un auto y baja Augusto, se saca la gorra y dice:

-“¿Qué pasa aquí?

Los milicos le explicaron.

-“Yo vengo a esta casa periódicamente y doy fe que aquí no hay ningún comunista. Pueden retirarse. Queda anulada la orden de registro. Pásela

-“Si, mi coronel”

Augusto rompió el papel en pedacitos. Yo actué con la mayor naturalidad y delante de los milicos lo hice pasar a la casa.

Una vez que estuvo dentro me dijo que él estaba justo ese día encargado de revisar los allanamientos, cuando vio en el monitor mi dirección y el nombre de JAMES PARKER como participante en las ”Juventudes Comunistas” y vino inmediatamente suponiendo que sería mi esposo.

Yo estaba helada. No hallé que decir.

 -“Tienes que tener cuidado. Fue un aviso de un vecino. Toma todo lo que tu esposo tenga que pueda ser acusatorio y quémalo ¿Él donde se encuentra?" -preguntó.

-“En Saladillo, trabajando”-respondí-“Pero quédate tranquilo. Mi esposo no representa ningún peligro para nadie. Él me acompaña incluso a las catequesis que estoy asistiendo. Son cosas de jóvenes idealistas, nada más. No participa en ningún partido ni en ninguna cosa. Solo es una persona idealista, que antes se interesó por ayudar a los más pobres, construyendo casas y cosas por el estilo. Pero ahora no pertenece a nada. Sólo trabaja y me acompaña a las catequesis los días de semana.

-“De todas maneras, por favor, haz lo que te pido, quema todo. No quiero por nada el mundo que te pase algo malo, ni a ti, ni a tu esposo. Aquí tienes mi tarjeta, me llamas si se te ofrece cualquier cosa.

Yo estaba tan asustada que para calmarme Augusto me tiró una broma:

-“Bueno, que después de todo yo casi anduve sobrando porque por lo visto tú tenías la situación absolutamente dominada”-rió-“Cálmate, tranquila. Ya pasó todo y te aseguro que no volverá a pasar.

-“Augusto, eres un hombres muy noble, mereces ser feliz.”-le dije-“Nunca te podré pagar lo que has hecho por mi esposo.

 -“Que agradezca las circunstancias no más, porque de no ser así yo habría querido matar al hombre que te hizo su esposa. Lo envidio, pero reconozco que supo elegir muy bien, se llevó lo mejor del jardín.”

-“Siempre tan galante. Gracias por todo.”-respondí.

-“Que seas feliz”- me dijo, me dio un beso en la mejilla y se fue.
 
En cuanto salió nos pusimos a quemar todo afiches, libros, panfletos, cualquier indicio que fuera comunista.

Pero mi hermano como siempre fue porfiado, tomó la colección Quimantú y la escondió en el subterráneo, según supe después.

Esa fue la última vez que vi a Augusto en mi vida. No puedo negar que fue como un ángel salvador.
“FIN DEL ROMPECABEZAS” 2002, 62 años

Estaba yo en mi tratamiento por la depresión con la Psiquiatra Elvira Vera, mandada por mis catequistas que me recomendaron como psiquiatra católica.

En una sesión de ella me preguntó sobre mis sueños en mi adolescencia y yo le hablé de la “GATA EMBALSAMADA” y le conté la interpretación que me había dado el Dr. Roa.

Le conté ese sueño a propósito de una relación sentimental muy complicada que yo había tenido con un militar a los 18 años.

A medida que yo relataba mi relación tan extraña con Augusto de pronto ella me interrumpió y dijo:

-“¡No me diga nada! ¿Usted me está hablando de Augusto?

-“¡¿Y cómo lo supo?!-pregunté-“¡Si ni siquiera le he dicho su nombre!

-“¡Ni falta que me hace!”-dijo-“Que mundo más chico es este. Esto es la obra de la Providencia divina ¡Usted era la pieza del rompecabezas que me faltaba! ¡Ahora lo entiendo todo!”

-“¡La que no entiende nada soy yo! ¿De qué conoce Ud. a Augusto? ¿De qué rompecabezas me habla?”

Y ella me contó que hace muchos años atrás tuvo en terapia a Augusto, que venía saliendo de un matrimonio fracasado y de la trágica muerte de un hijo suyo en el mar, que él no lo había podido salvar y se culpaba por eso. Además que venía a la terapia porque años atrás una mujer con la cual tuvo una dolorosa relación le había dicho que necesitaba terapia psicológica.

 -“Me contó que era el dolor más grande de su vida, que ese único amor de su vida no resultó y él no sabía por qué ni ella tampoco."

 Entonces me contó la otra parte de la historia que Ud. me está contando. "Yo le expliqué que trataría de ayudarle con su problema, pero me faltaba la otra mitad del rompecabezas para comprender que había sucedido en ambos. Pero ahora que la conozco a Ud. y a él, comprendo perfectamente cuál fue el problema de los dos. Aunque su sueño de la gata interpretado plantea claramente la situación que vivieron ambos de impotencia para superar el impedimento que tenían, no esclarece la causa de este impedimento, que naturalmente sólo se podría haber dado una ayuda efectiva con un tratamiento psicológico. Bueno, ahora que él está fallecido…”

 -“¿Fallecido?"-dije sorprendida.

 -“¿Ud. no lo sabía?"

-“No, yo la última vez que la vi fue en Septiembre de 1973, para el golpe de estado, cuando él intervino para evitar que los milicos se llevaran preso a mi esposo, porque pertenecía a las Juventudes Comunistas”.

 -“¡Ah, sí!"-respondió-“Ese episodio recuerdo que me lo contó, porque recordaba que fue el acto más noble de su vida, porque si no fuera por las circunstancias el habría querido matar a su marido. Reconoció ser un hombre muy celoso y decía que Ud. fue la única mujer que él amó en su vida.

-“Pero no sabía que había fallecido”-dije con tristeza.

-“”-respondió-“
Falleció hace 10 años atrás de un cáncer a la boca que no se lo supo detectar su propio hijo dentista ¡Figúrese, ahora tengo que tratar al hijo que se echa la culpa por la muerte de su padre! O sea que padre e hijo tuvieron una vida con sentimiento de culpa, porque él se culpó de por vida de haberla dejado, haberle negado sus sentimientos, haberla hecho sufrir tanto sin entender porqué actuaba así. Y finalmente haberse casado con una mujer que nunca amó. Verdaderamente ambos necesitaban ayuda psicológica que no recibieron. Ahora entiendo la dificultad de entendimiento entres ustedes.

 Ud. y él tenían un tabú contra la sexualidad, por malas experiencias sexuales durante la pubertad, sus enseñanzas religiosas contra su cuerpo, sus temores infundados por sus padres. El retraso de la madurez de Augusto que no sabía cómo actuar frente a una mujer que rechazaba el sexo de plano. El terror de perderla lo hizo actuar siempre como un amigo, pese a las humillaciones que él contaba que había pasado en su casa con sus amigos que lo trataban de cobarde, poco hombre, y hasta tuvo que pelear en su casa una vez.

Bueno, no hay caso que le explique los problemas que él tuvo en su pubertad. Sólo me interesa para ayudarla en su vida actual, disiparle toda duda de sentimiento de culpa, porque él era una persona que tenía un impedimento, no fue su culpa ni su culpa. Como bien dice el sueño, que su amor no haya resultado. Pero sí le puedo asegurar que ese hombre la quiso como pocas veces he visto en mi vida y soportó tanta humillación sólo por amor. Pero ahora lo importante es que Ud. continúe la terapia para poder liberarla de sí misma. Mire Ud. si Dios es grande, la trajo aquí para entender su pasado de frustración en una edad tan importante como 18 años. Esto no es casualidad si no “
la mano de Dios”, que algo quiere con Ud. y su esposo ¿No le parece este testimonio digno de escribir? Es todo tan increíble, la coincidencia de que sin saber ambos vinieron a mí. ¿Que un militar salve la vida de un comunista por amor? ¿Un comunista que Dios lo convierte a él y lo llama a ser catequista? ¿Dos vidas destruidas por las inhibiciones sexuales unen sus historias con la misma psiquiatra? Ésta es una historia tejida por la mano de Dios. Ahora usted y su esposo con la ayuda de Cristo encontrarán la sanación. Sólo él sabe por qué medios.

Aquí se cierra la historia de amor que nunca se realizó, pero que Dios seguro la está llevando.

Más adelante en el año 1990, mi catequista Juan Figueras, luego de escuchar este relato, interpretó estos hechos como un signo de la mano de Dios que permitió en mi vida la existencia de Augusto para cumplir un plan se salvacion con mi esposo James.



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viernes, 15 de octubre de 2010

CAP 51 SEGUNDA PARTE: “AUGUSTO, UN AMOR PLATONICO”

YO SE QUE ES EN VANO ESPERAR
DEDICADA A AUGUSTO



“MI RECHAZO”
Un día venía de la parada militar, completamente borracho. Como no tenía costumbre se curó al tiro, había estado tomando unas copas con sus amigos milicos. Llegó a mi casa. Yo, por primera vez, me había puesto una minifalda haber si algún día atinaba.Pero cuando lo vi tan borracho y la forma como me miró, me asusté.Se fue acercando a mí, mirándome de una manera que nunca lo había hecho. Tenía los ojos rojos y se tambaleaba, no se le entendía bien al hablar, estaba toda su cara roja y sumamente excitado. Me cercó contra la puerta de mi casa. Yo retrocedí. El me abrazó con dominio, no me podía zafar de él. Le decía: -“Augusto, tú estás completamente borracho ¿Por qué no te vas a tu casa mejor?”. El respondio: “Claro, te pusiste esa falda para Carlos Salinas ¿No es verdad? Lo estas esperando”


-“¡No!”-le grité-“¡No hables estupideces!”

Comenzó con furia a besarme sin control, como enajenado y me decía: -“Tu eres mía, de nadie más”.Y me acariciaba compulsivamente, sin hacer caso a mis ruegos.

Yo le decía: -“¡detente, por favor!, puede venir alguien.”

Pero él estaba fuera de sí, parecía una verdadera bestia, un animal, resoplando, jadeando y besándome apasionadamente, hasta dejarme sin respiración. Luego comenzó a acariciarme en forma grosera para mí ¡Él que nunca me había tocado ni un pelo! No hallaba como pararlo, estaba como loco, desenfrenado, no atendía a mis ruegos, estaba sin control.

Yo insistía: -“¡Suéltame! ¡Me estás haciendo daño!”

Le quitaba la cara, tenía un olor a vino asqueroso. Entonces cuando él ya llegó a excitarse a tal punto que empezó a meter la mano por debajo de mi falda.Yo pensé: “Este se volvió completamente loco ¡Frente a mi puerta y poco menos que violándome!” Yo me asusté y le dije:

-“¡NO ME TOQUES MAS! ¡ME DAS ASCO!

Al escuchar esta frase, Augusto paró en forma instantánea y me dijo:
-¿“Que te doy asco”?-medio tambaleándose.

“¡Sí! le grite ¡Ándate a tu casa te digo! ¡Estás borracho y me das asco! ¡Nunca te habías comportado como un animal! ¡No quiero verte nunca más! ¡Te odio! Grite mientras me arreglaba la ropa, sintiendo una inmensa vergüenza y una gran decepción “¿Qué crees que soy yo? Jamás nunca nadie me había tratado de esta forma” y lo empujé llorando “¡Ándate, ándate! ¡No te quiero ver más, te odio, te odio! ¡Eres un asqueroso!” y me tapaba la cara llorando “Me das asco, asco” grité y lo empujé fuera de mi puerta.

El me quedó mirando con dolor y repetía:

“Te doy asco, te doy asco”- y se fue tambaleando a su casa.



“LOS ENFERMIZOS CELOS”

Pasaron dos semanas que Augusto no apareció por la casa después de su vergonzoso acoso sexual. Yo le conté todo a mi hermana y a mí mamá, porque no entendía que problema tenía Augusto ni porqué se comportaba así.

Mi mamá me dijo: -“Ese niño tiene un problema hija. Tiene que ver un médico, tú no tienes culpa de nada”

Mi hermana se quedó pensando y dijo: “Yo sabía que estaba enamorado de ti, y que algo le impedía reconocerlo, estaba preocupada, a lo mejor el tiene un problema y yo lo empujé con lo que conversamos en su casa de Carlos Salinas, para hacerlo reaccionar, pero éste se volvió loco.”

Mi mamá dijo: “Este Augusto es como niño, parece que tiene un desarrollo sexual atrasado o miedo a perderte”.

-“Y está enfermo”-dijo Alicia-“Los celos así son una enfermedad”

-En la tarde vino Jorge Contardo, y todos los días de la semana a hablarme de Augusto. Me decía que Augusto le había contado a él lo que había sucedido y estaba avergonzado de venir a mi casa. Además estaba muy dolido porque yo le había dicho que me daba asco.

-Me pregunta a cada rato "¿Tu crees que de verdad yo doy asco?”

-dijo Jorge-“Yo le respondo que no creo, que tu lo dijiste por la situación, que él estaba curado y te había agredido en forma ordinaria, que así no se conquista a una mujer.”

Le dije: Porqué no le has dicho y declarado tu amor de una manera normal, estando bueno y sano como cualquier mujer espera.

Y me dijo: “Porque estando sano no me atrevo. No sé qué me pasa con esta mujer, que no puedo estar tranquilo. Me vuelve loco ¡Por mí que no hubiera nadie en la casa!”. Yo creo que el problema eres tú, le dije, la Toñi está siempre a tu lado, anda siempre contigo. A los demás interesados siempre los rechaza, porque está enamorada de ti. Pero si, en algo te encuentro razón , es difícil estar tranquilo ni seguro amándola a ella, porque es verdad, es una mujer sumamente atractiva, sin ser una belleza, pero hay algo en ella que despierta sentimientos muy fuertes. Admiración, atracción, ternura, pasión, deseos de protegerla, es entretenida inteligente, comprensiva y escucha todos tus problemas.

Eso han dicho todos a los que les pasa, diferentes sentimientos hacia ella. Yo mismo, tu sabes que antes que tú, la estaba pretendiendo y me despreció por ti. Y así, desprecia a todos por ti. Pero de que despierta miedo, eso sí, porque hay muchos interesados como tú dices. Yo te comprendo, por eso tal vez tienes miedo de aceptar tu amor, por el miedo a perderla. Porque para qué estamos con cosas, aquí todos vienen con distintas excusas, pero el motivo de todos es la Toñi. No me vengas con que Lautaro se escapa, por muy primito que sea, pero ese día que se pegaron por poco te mata de la furia que tenía. Y ese Carlos Salinas se hace el huevón, pero también tiene sus esperanzas, aunque ella no se las dé a nadie. Y Julio Casado le ha pedido pololeo y ella se lo ha negado.

La verdad es que si tú no te atiendes esa inseguridad y esos celos, mejor es que te busques una niña más sencillita, de la cual no sientas tantos celos y que no tenga tantos admiradores. Ese es mi consejo y te soy sincero, porque no te he negado que yo también estoy en la lista. Pero aunque tú no lo creas ella es fiel siempre a tu curiosa amistad, que enfurece a todos.”

Jorge me contó con mucha franqueza la conversación con Augusto. La sinceridad de Jorge me dejó más tranquila. Además, era muy sicólogo, sensible y generoso. A pesar de sus sentimientos hacia mí, ya declarados, sentía un gran cariño por Augusto y por mí. Fue muy sincero y valiente en todo lo que le dijo. Le pregunté que había respondido:

-“Se quedó pensando”-dijo Jorge

-Y Luego dijo:”Tal vez tengas razón, yo siempre he sentido una inseguridad y unos celos que sé que son irracionales aunque ella no me dé motivo. No sé qué me pasa. No disfruto ya de estar con mis amigos. Lo único que hago es estar pendiente de que nadie se le acerque”.

Yo le dije que así no podía ser una relación, eso no hace feliz a nadie, ni a ella, ni a ti, porque le estas quitando la libertad, ella no puede disfrutar de las fiestas con sus amigos, porque tú estás todo el tiempo encima de ella, la estás limitando, no te das cuentas. No se puede amar teniendo restringida a la persona. Hasta el momento ella te quiere tanto que no se da cuenta, pero con el tiempo, si sigues así, vas a perder su amor.
Tú te dañarás para siempre si no te atiendes y también la dañarás a ella, tal vez para siempre.

El te adora Toñi, como si fueras una diosa y no te quiere ver como mujer, porque cree que tu eres perfecta, intocable, es pecado tocarte hasta con el pensamiento, por eso necesita estar borracho para demostrarte su amor, no es capaz de hacerlo conscientemente. Bueno, ojalá te ayude lo que hemos conversado y también a él, no me gustaría que siguieran sufriendo por que yo los quiero mucho a los dos.”




“EL GOLPE FINAL”

Llegó el mes de Septiembre, lleno de sol, de flores en los árboles, el cerro florido de aromas, había muchos pajaritos y mariposas. Parecía renacer la vida. A ratos me acordaba que había perdido el año por culpa de este sufrido amor. Pero el amor por Augusto me consolaba, pensaba en él, en cada momento juntos, en nuestras conversaciones, en sus cartas, sus locos celos, sus galanterías, sus hermosos ojos verdes tan brillantes, hermoso, su pelo rubio. Por eso sus amigos y todo el mundo le decían “El Rucio”. Su boca tan sensual, su cuerpo atlético, como montaba a caballo parecía un príncipe. Era de caballería. Él y el caballo eran como una sola cosa. Era un espectáculo verlo saltar vallas, correr. Su cuerpo musculoso era como una sola energía con su caballo. Había ganado varios premios en la escuela de equitación. Era descendiente de alemán y tenía cara de alemán.

Su carácter apasionado dominante, iracundo y también dulce, romántico y delicado. Muy piropeo y risueño, me trataba como una fina rosa. Era muy extremista. Poco a poco, fue dejando a todos sus amigos porque desconfiaba de todos los hombres. Según él todos estaban enamorados de mí. Pasaron dos semanas que no me vino a ver, por aquella noche que se apasionó tanto estando bebido. Tenía vergüenza de volver.

Una noche de sábado apareció a pedirme perdón por su comportamiento, se sentía muy avergonzado.

-“Si”-le respondí-“Ya Jorge me contó que estas arrepentido ¡Dejemos eso, está bien, olvidémoslo!- Y lo besé en la mejilla-“Vamos a la plaza, está linda la noche, tibio el ambiente ¡Me encanta la primavera!
Fuimos a la plaza del cerro y estaba tan hermoso, todo verde y llenó de parejas sentadas en las bancas.
Nos sentamos. Él se acercó a mí, me tomó la mano y me dijo:

-“Nunca en mi vida he sido tan feliz Toñi. Tú eres una mujer perfecta. Eres inteligente, sensible, cariñosa, entretenida, artista, psicóloga, intuitiva y tan atractiva. Yo me considero el hombre más feliz del mundo a tu lado. A ti no necesito explicarte las cosas, todo lo captas con rapidez, no sé como conoces tan bien a la gente y a cada uno lo tratas de forma diferente. ¿Crees que no me doy cuenta? A Wilfred se ve que tú la adoras y es tu mayor admiradora. Pero tú le hablas en forma diferente que a tus otras amigas. Como que ustedes se conocen tan bien que no necesitan hablar. Y todos sabemos que Wilfred es intocable. Hay que ser burro para no percibir ese cariño.

A Jorge lo tratas diferente, lo miras diferente, con una fuerza que no miras a los demás. Con una inmensa carga de cariño y ternura y él te mira igual, con cariño conmovedor ¡Tienen algo en común!”

-“Claro”-le dije-“Tenemos transmisión telepática. Cada vez que él me necesita me llama con la mente y yo sé exactamente lo que le está sucediendo ¿No te acuerdas cuando se quiso suicidar en Viña y tu trataste de salvarlo y yo lo soñé?

-“Por supuesto que me acuerdo, como si fuera hoy, cuando te llamé por teléfono de Viña para darte la noticia y me respondiste:”Ya lo sabía” y te pregunté:” ¿Quien te contó?” Y me respondiste: “Él”. Yo estaba impresionado porque en ese momento estaba inconsciente en la posta de Viña y cuando despertó me dijo:”No le avises a la Toñi, yo ya le avisé.” ¡Deberías estudiar Psicología!”-dijo.

Me quedó mirando y comenzó a acariciar suavemente mi pelo:”Me encanta tu pelo largo, tan negro y brillante. Prométeme que nunca te lo cortarás”.Se acercó tanto que yo no pude resistir más y lo besé suavemente. Él correspondió, poniéndose rojo. Luego el tomó mi rostro y me besó suave y largamente. Nos quedamos mirando y le dije con naturalidad:

-“Nadie nunca antes me había besado así, con tanta delicadeza y ternura”-Acaricié sus cabellos y le dije-Me encantan tus cabellos suaves y dorados, como sol, tus ojos verdes, que me miran así con esa dulzura, tus labios tan sensuales ¡Para mí eres lo más lindo que he visto!

-“¡Los hombres no son lindos!”-dijo riendo.

-“¿Y qué son?-pregunté.

-“Bueno, pueden ser varoniles, atractivos, buenos mozos, ¡pero no lindos!-Me abrazó riendo.

-“Te equivocas”-le dije- “Para mí lindo es un hombre que tiene un espíritu bueno, amoroso, tierno, sensible, generoso ¡Yo he conocido pocos hombres así! ¡Sólo tú y Jorge!”. Esos fueron los dos únicos besos que nos dimos en nuestra vida. Al sábado siguiente, 3° de Septiembre de 1958, apareció Augusto con otro uniforme, había sido ascendido a teniente y estaba tan orgulloso que reventaba.

-“Te ves maravilloso con ese uniforme mi teniente”-le dije abrazándolo y felicitándolo-“En realidad te ves espectacular, el color del uniforme hace juego con tus ojos”-Y lo abrazaba feliz. El me abrazó muy fuerte, conmovido. Yo al instante sentí un pánico, un escalofrío. Lo miré y estaba como lloroso.

-“¿Estas emocionado verdad? Y con razón, ¡por fin ya eres teniente y debes estar feliz!

Pero yo no me creía lo que le estaba diciendo, porque percibí en su mirada más bien una profunda tristeza. Me volvió a abrazar fuertemente y me dijo:

-“Mi Toñita, mi Toñita. Tu eres y serás siempre la persona más importante en mi vida”-Y como que lo decía de una manera desgarradora.

Entramos al living, nos sentamos y le dije:

-“Habla, dime qué pasa, estoy preparada.”

-“¿Estas preparada?-preguntó-¿Estás segura?

-“Si”-respondí. Me tomó de la mano temblando, con sus ojos húmedos me miró fijamente y me dijo:

-“Pero tengo que darte una mala noticia”-insistió.

-“Ya lo sé. Habla.”-dije ansiosa.

Bajó la vista y dijo, haciendo un esfuerzo por no llorar:

-“Es que me cuesta mucho decírtelo”- Y suspiró hondo. Luego me miró a los ojos y dijo: ”ME TRASLADARON A ANGOL”.

Mis lágrimas corrieron por mis ojos. Dije bajando la cabeza:

-“Sabía que era un segundo terremoto. Primero perdí el año, ahora tú te vas”

Augusto se fue el 27 de Septiembre de 1958. Se fue y yo sentí que la tierra me tragaba. No podía creer que ya no lo vería más. No lloré más. Estuve varios días como una estatua de sal. Mi mamá trataba de consolarme, diciéndome que Angol no era tan lejos. Yo estaba con la vista clavada sin llorar, sin hablar y solo al tercer día empecé a comer. Es como que una piedra me cerró el corazón. No hablé de él con nadie. Sólo Jorge comprendía mi dolor, pero tampoco se habló del tema. Me iba a buscar y me llevaba a pasear en moto. Yo iba atrás callada, muda como una estatua sin derramar una lágrima. Después de tres paseos en moto Jorge decidió hablarme y me dijo con firmeza:

-“Si vas a seguir así, sin hablarme, sin desahogarte, sin ni siquiera llorar para poderte consolar, es que no lo soporto más. Estoy sufriendo demasiado viéndote así. Por favor, la vida continúa. Sal de ese silencio, grita, patalea, llora, insulta, pero haz algo. Si no te vas a quedar sin mi amistad y no vendré más a verte”-Y me llevó a mi casa. No dije nada, ni una palabra.

Pasó un mes y mi hermana me decía lo mismo:

-“Continúa tu vida, haz caso a los consejos de Jorge, el te quiere bien. Vamos a la casa de Wilfred. Ella está muy triste. No puedes hacer esto con la gente que te quiere. Nos tienes a todos sufriendo. Te estás portando como una persona egoísta que no le importa que los seres que te quieren, sufran.” Esperé una carta pero nada. Luego, yo decidí enviarle una única carta, donde le decía cuanto lo amaba, que no podía vivir sin él, que todos los días pensaba en él, que parecía que lo sentía llegar cada día como siempre. Y no soportaba su silencio y esta espantosa soledad.¡No la respondió! ¡Parecía que se lo había tragado la tierra! Pasaron los meses y un día Jorge me dijo:

-“Sabes Toñi, Augusto me escribió y me dijo que lo habían tirado 7 años a Angol. Que había recibido tu carta, pero prefirió no contestarla, porque era inútil continuar esta tortura, sino se volvería loco de tanto sufrir, que él no era capaz de sufrir tanto y menos hacerte sufrir a ti. Prefería cortar toda relación.”

-“Y ¿Por qué no me escribió eso a mí? ¿Por qué a ti?”

-“Eso yo no lo comprendo de Augusto, que problema tiene contigo que ni él mismo entiende.”

-“¡Es un cobarde!”-dije-“¡Y no se hable más de él! ¡Haré cualquier cosa por olvidarlo! Iré a fiestas pololearé con el primero que me lo pida, lo olvidaré, lo borraré de mi vida. Como que nunca hubiera existido ¿Vamos a una fiesta?-le pregunté-“Silvia está de cumpleaños”.

El me miró extrañado de mi reacción y temeroso.

-“¿Es verdad que quieres ir? Yo te llevo.

Partimos a la fiesta. Bailamos reímos, como que aquí no ha pasado nada. De pronto un chiquillo me sacó a bailar, desconocido, y estaba un poco tomado.

-“¡No!”-respondió Jorge-“¡Esta conmigo!”

-“¿Ahora tu me vas a impedir, igual que Augusto, lo que haga? ¡Hago lo que se me da la gana!-respondí con ira.

Después el chiquillo me llevó a beber y yo me tomé tres tragos al hilo, sin comer nada. Me sentí mareada pero seguía bailando y riendo como condenada. Entonces Jorge llamó a mi hermana por teléfono y le dijo que me vinieran a buscar porque yo estaba muy bebida y era peligroso llevarme en la moto. Yo no quería venirme de la fiesta, bailaba con uno y con otro y apenas me sostenía. Entonces Jorge me tomó y me sacó a bailar lento para hablarme, pero él decía que yo transmitía cosas incoherentes y reía y reía. Luego empecé a llorar y gritar. Jorge me tomó, me llevó a una cama y me acostó. Me dijo que mi hermana me vendría buscar en un taxi, pero yo luchaba con él, furiosa, le gritaba:-“Tu no me mandas, a mí nadie me mandará nunca más”. En eso llegó mi hermana, me tomaron entre los dos y me metieron al auto mi hermana y mi hermano. Jorge se vino en la moto.
Al llegar a la casa vomité hasta las tripas y no paraba de llorar. Llegó mi papá y dijo:

-“Tiene un estado alterado por el alcohol, que a ella le hace muy mal” Y me puso una inyección que me dejó durmiendo hasta el otro día.


“AUGUSTO: SU PRIMERA VENIDA DE ANGOL”

Cuando terminó mi brevísimo pololeo con Pedro Cano, un pianista, que luego nombro, apareció Augusto después de ocho meses de ausencia y silencio en mi casa. Venía solo por unos días a Santiago y nos invitó al cine a las dos con mi hermana. Sin explicaciones quería verme, pero no solos. No quería hablar nada de nosotros. Cuando veníamos del cine nos regaló un paquete de violetas a cada una.En el cine Augusto luchó toda la película por no mirarme, ni tocarme, ni moverse siquiera. Solo cuando me ofreció chocolates sentí que su mano tembló, pero él no me miró. Suspiraba en ocasiones y una vez lo sorprendí mirándome a escondidas y en cuanto me volví, volvió la cabeza. Yo no entendía nada ¿Para qué invitó entonces, si era tanto problema para él enfrentar la situación? Sufrí esta insostenible actitud en silencio. Augusto evadía acercarse a mí, sólo me miraba de distancia y evitó por todos los medios quedarse a solas conmigo. Me miraba como con dolor, temor, desconfianza, ansiedad. Entonces comprendí que aquella vez, cuando me agredió sexualmente, cuando llegó borracho de la parada militar y le grité “¡Me das asco! ¡Suéltame!, le había afectado mucho y no se quería acercar a mí ni por nada.

Volvió a despedirse antes de partir de vuelta a Angol. No hablamos nada de nosotros, como que una puerta de hierro nos hubiese separado para siempre.Estaba muy nervioso, ansioso, hasta se ponía tartamudo y rojo, como alguien que está haciendo un esfuerzo muy grande por contener sus emociones y sus sentimientos.Yo estaba angustiada, no sabía qué hacer, instintivamente preferí no demostrar nada, como que todo era lo más natural. Estaba tan ansioso que de pronto me dijo:

-“Bueno, me voy”-Y se iba a ir cuando le dije:

-“¿Y así no más te vas a ir? ¿No me darás siquiera un beso de despedida?”

Me dio un beso en la mejilla tratando de controlar sus nervios y cuando se iba a ir no pude contenerme más y le pregunté:

-“Augusto ¿recibiste mi carta?

-“No, no la recibí”-respondió de espaldas a mí y se fue.”

Yo pensé:”Ahora estoy segura que esas palabras que le dije aquella noche fueron mortales para él.”

Era evidente que mentía, porque yo sabía que le había escrito esa carta a Jorge, que yo misma leí, donde no mencionaba el hecho, pero yo sé que era eso lo que lo hirió tanto.


“UN ESFUERZO POR OLVIDAR”

Pasó el verano y poco a poco me fui olvidando de Augusto. Me llené de actividades que me impidieran pensar en él. Tomé un curso de taquigrafía y a los dos meses escribía 60 palabras por minuto. Me puse a trabajar como taquígrafa en una notaria. Trabajaba todo el día, soportando a mis terribles dolores de espalda, porque pasaba nueve horas escribiendo a máquina. Pasaba un minuto libre y mis pensamientos volaban hacia Augusto.
Ese año fue el peor de mi vida, con 2 terremotos, un año perdido y la partida sin palabras de Augusto, más ese trabajo embrutecedor que me hacía llegar tan cansada a la casa, con la espalda tan adolorida que no tenía tiempo para pensar en Augusto. Me acostaba todos los días agotadísima, como embrutecida y me dormía al tiro. Era un trabajo para embrutecer a cualquiera, pero yo lo necesitaba para olvidar y no echarme la culpa todo el tiempo por aquellas malditas palabras que él recordaba, hacían latir mis sienes.”Suéltame que te tengo asco”. Pensaba que todo se había arruinado por mi culpa.

Para lo único que me sirvió el maldito trabajo lleno de “rotos ordinarios”, que yo apenas los saludaba, fue para atontarme y acallar mi sentido de culpa.Y como yo no me metía con nadie, había uno que le dio por molestarme. Como veía que a veces yo me sobaba la espalda, el roto me decía:

-“Ay, ¿la señorita tiene espalda de cristal?

Y todos los otros se reían y pretendían meterme conversación. Pero yo lo único que hice durante esos tres meses que pude aguantar ese trabajo, para mí, brutal, fue trabajar, trabajar y trabajar para no pensar. Después de tres meses, me retiré. Ni siquiera quise volver a cobrar mi sueldo. No quería volver a ver nunca más esa maldita notaría, llena de rotos, con olor a papel hediondo, a cigarro, a sudor y, además soportar las groserías y ordinarieces que hablaban para hacerse los graciosos.Juraban que así me iban a caer bien los ordinarios, diciendo piropos picantes y dándoselas de conquistadores.Yo no soporté más la náusea que era estar junto a esa gente y no fui más.


“LA CARTA DE MATRIMONIO”
(1961, 21 años)

Ya hacia como un año y medio que no sabía nada de Augusto. Una tarde estábamos con mi hermana y con Florencia, una amiga, leyendo un libro, porque nos juntábamos los días jueves a leer un libro interesante y comentarlo. La chimenea estaba encendida, yo estaba calentándome las manos cuando mi nana me pasa una carta:

-“¿Y eso?”-dije-“¿Es para mí?

-“Sí”-dijo ella-“Viene a su nombre”.

-“¿Y quién podrá ser?-les dije a Alicia y Florencia.

-“¡Ábrela!”-me dijo Florencia-“¡Estoy que estallo de curiosidad!”

Yo la abrí, adentro venía una tarjeta blanca y cuando la leí sentí que me desplomaba.

-“¿Qué te pasa?”-dijo Alicia-“¿Qué es?”

Yo no respondí. Empecé a temblar y mis ojos se llenaron de lágrimas. Me fui a la chimenea con la tarjeta y la tiré al fuego.

-“Pero ¿Qué haces?”-dijeron-“Y no nos vas a decir de que se trataba la tarjeta.

-“Se trataba de un muerto”-fue mi comentario-“Acaba de morir, está enterrado para siempre.”

Se miraron y al ver mi gesto comprendieron que se trataba de Augusto, que era un “Parte de matrimonio”. Alicia tomó el sobre y el remitente decía “ANGOL”. Me fui a mi dormitorio y en lo primero que pensé fue en Jorge. Me acosté y me puse a llamarlo con la mente. Siempre que algo sucedía nos llamábamos con la mente.
A los 20 minutos Jorge llegó a mi casa y preguntó por mí. Salí y me dijo:

-“¿Me llamaste?”

-“Si”-respondí-“Vamos a la plaza por favor”

-“Claro, por supuesto”

Íbamos caminando y Jorge me dijo:

-“Te llegó una tarjeta de Augusto ¿verdad?”

-“Sí”-respondí.

-“Lo suponía. A mí también me llegó. Estaba esperando que me llamaras por esta causa. Cavó definitivamente su propia tumba ¿Cómo pudo ser tan imbécil? ¡No lo puedo creer! ¡Si Augusto está perdidamente enamorado de ti! ¿Se habrá vuelto loco?”-me abrazó con los ojos llorosos-“Puede llorar en mi hombro mi Cuchi”-dijo.
Yo puse mi cabeza en su hombro y lloré y lloré repitiendo:-“Yo tuve la culpa, yo tuve la culpa”.
Jorge me zamarreó enojado y me dijo:

-“No repitas jamás nunca eso. Tú no tienes ninguna culpa ¿Entiendes? ¡Hasta cuando te vas a echar la culpa! ¡No te das cuenta que esta chalado, que está mal de la cabeza, que debería ver un siquiatra! ¿No ves que están huyendo de algo? ¿Quien es esa fulana? ¿Cuando se enamoró de ella? Simplemente se casa para no sufrir más ¡Te aseguro que ese matrimonio no dura ni dos años! Este hombre está verdaderamente enfermo, te lo digo, de verdad es digno de lástima ¡Si hasta él más imbécil sabía lo que él sentía por ti! Tal vez es mejor que así sea. Con un hombre así habrías sufrido toda tu vida, mi Cuchi.”

-“Está muerto y enterrado”-dije-“Quemé su tarjeta”.

-“Curioso. Yo también hice lo mismo”-dijo Jorge.


“AUGUSTO VIENE POR SEGUNDA VEZ, CASADO”
(1962, 22 años)

Nosotras con mi hermana estábamos instalando un jardín infantil en nuestra casa y teníamos unos cuadros pintados en la sala de clases que estábamos preparando. Un día yo estaba pintando uno de esos cuadros arriba de una escalera. De pronto sentí tras mi espalda una “presencia” que me dio escalofrío. Estaba tan concentrada que no escuché llegar a nadie, sólo escuché una voz. Sin volverme atrás me quedé helada y traté de seguir pintando pero temblaba y mi corazón comenzó a latir, como que iba a explotar. Entonces escuché la voz de Augusto que decía:

-“HOLA”

Yo continué tratando de dibujar. Sin mirar atrás respondí:

-“¡Hola!”-y seguí dibujando.

Entonces Augusto se comenzó a reír nerviosamente y dijo.

-“Que eres divertida. Hace como un año que no nos vemos y respondes” ¡Hola!” tan tranquilamente como si nos viésemos todos los días.”

Yo continué pintando sin volver para mirarlo y respondí:

-“Si, así es. No ha habido un día desde que te fuiste que no te haya visto”

-“¿Qué me quieres decir?-preguntó.

-“Eso, que tu eres mi desgracia. No sé qué haces aquí, porque has vuelto como una pesadilla. Para mí tú estás muerto y los muertos no se le aparecen a uno. Ándate con tu esposa y no vuelvas nunca más, déjame en paz. Ándate para siempre.

Se puso tartamudo y empezó a reír en forma nerviosa.

-“Cada vez que converso contigo me pongo tartamudo”- y estaba rojo y temblando como una hoja.

-“¿No será por el amor tan grande que me tienes?-respondí y recién me baje de la escalera y guardé los pinceles mirándolo francamente.

-“¿Por qué me dices eso? Tu sabes que tu eres mi vida”

-“Si claro. Debo ser como aquellas santas que las llevan al altar y las veneran y las dejan entre las estatuas y se casan con otras ¿O no?”-Agregue acercándome y hablándole burlonamente.

Augusto ante mi cercanía se ponía más rojo, temblaba más que antes y no le salía la voz. Yo le increpé desafiante:

-“Responde ¿O te comieron la lengua los ratones?”

-“Sabes que eres una mujer que me corta. Me siento como cucaracha a tu lado. Tu eres la de las palabras, tu sabes que soy un burro no más”-y me estiró sus manos tomando de las mías diciendo:”Mi Toñita””Necesito verte para poder vivir, tú lo sabes”-Tenia las manos gélidas.

-“Si necesitas verme para vivir, ¿como es que te fuiste en Septiembre del 68? Han pasado cuatro años y no te has muerto y también te casaste. Te envié una carta declarándote mi amor y pidiéndote perdón por lo que te dije aquel 18 de Septiembre, y dijiste que no la habías recibido. Lo que es mentira ¿Nunca se te ocurrió pensar el remordimiento de conciencia que padecí yo estos cuatro años pensando que mis palabras te habían afectado tanto y que yo tenía toda la culpa de que se haya roto todo el amor que me tenías?. Eres un monstruo de crueldad. No quiero verte nunca más en mi vida. Además no tienes derecho de venir a perturbar mi vida. Tú ya eres un hombre casado y para mí ya estás muerto para siempre. Por favor, retírate ¡No quiero hablar más contigo! ¡Ándate, ándate y no vuelvas nunca!- le grité.

Entonces él me quiso abrazar y yo se lo impedí con la mano.

-“¡No me abraces!”-dije-“Además como ves, estoy ocupada ¿Qué quieres de mí? Me estás haciendo perder el tiempo.

Augusto bajó la cabeza y se le cayeron las lágrimas y me dijo:

-“Eres muy cruel y me haces muy difícil poder darte una explicación.”

-“¿Qué explicación? Tuviste cuatro años para darme una explicación, ahora ya no me interesa. Vete a Angol, por favor, con tu familia y olvídate que algún día me conociste.”

-“Eso es imposible. Jamás te podré olvidar mientras viva”

Lo miré y pensé:”En realidad, como dice Jorge “Este está completamente chalado”.

-“Por favor”-le dije-“Retírate”- y le abrí la puerta.


CONTINUACION.... ..
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viernes, 8 de octubre de 2010

CAP 51 PRIMERA PARTE: “AUGUSTO, UN AMOR PLATONICO”





Cuando yo cumplí 18 años, en enero de 1958, conocí a Augusto, que era un amigo de Jorge. Él tenía 24 años y yo 18. Era militar, alto, rubio, de ojos verdes muy reidores, labios gruesos, muy buen mozo, con cara y cuerpo de alemán, macizo. De carácter orgulloso, celoso, muy absorbente, muy alegre, amistoso, un poco niño.Le encantaba bailar y escuchar música, era muy observador. Al principio venía a conversar conmigo para mitigar su pena, de su ruptura con su polola, pero luego de 15 días de amistad ya ni hablaba de ella.

Jorge, mi amigo, que siempre venía a verme, comenzó a distanciar su amistad y comenzó a preguntarme si le estaba poniendo el gorro con Augusto. Pero la verdad que Augusto me empezaba a gustar mucho y él en cuanto salía los viernes de la Escuela, antes de pasar a su casa, venía a la mía y luego, sábado y domingo. Todo el tiempo estaba conmigo, hasta la noche conversando. Prácticamente vivía en mi casa. Así pasaron tres meses, yendo al cerro tomados de la mano, escuchábamos música, conversábamos. También íbamos al Parque Forestal o ensayábamos pasos de rock en la casa, tomábamos once y no nos cansábamos de estar juntos.






Nunca se acababan nuestros temas de conversación. Yo sentía que día a día esta amistad se iba convirtiendo en amor, pero el continuaba diciendo a todo el mundo que éramos amigos. Y la verdad el no me tocaba ni un pelo. Pero era una amistad curiosa, porque hasta Jorge, que era su mejor amigo, no le gustaba a Augusto que mi amigo Jorge viniera a verme.

Un sábado que estábamos con nuestros amigos bailando, Jorge se acercó a sacarme a bailar y le dijo:


“¿Puedo sacar a bailar a tu polola?” -“No es mi polola”, dijo Augusto y se puso rojo de ira.


Bailé con Jorge y éste me decía que Augusto estaba enamorado de mí y no quería reconocerlo.


-“Yo al menos reconozco que es mentira; que me está quitando olímpicamente a mi amor, haciéndose el amigo. No le creo nada” Yo le decía que éramos “amigos”. -“Si, amigos, sólo le falta convertirse en tu sombra”, decía Jorge.


La verdad yo tampoco entendía mucho esta amistad, donde él me acaparaba a tal punto, que no podía bailar ni con su mejor amigo, ni con mi primo Lautaro, ni con sus amigos militares, ni con nadie más que él. Yo tenía que estar con él solamente. Esta relación era sin manifestaciones sexuales, pero sí, muchos celos de su parte y mucho amor de mi parte. Yo siempre esperaba un beso, una declaración de amor, pero nunca llegaba. Yo pensaba que él no se daba cuenta que estaba enamorado.



Pasaban los meses, el continuaba con su misma cantinela de la amistad y soportaba en forma estoica las bromas pesadas de sus amigos, como: -“Ponte los pantalones y reconoce que estay enamorado”, “Se te cae la baba”, etc. El se molestaba mucho pero no cambiaba de actitud. Los milicos le decían: -“Como es que cuando vamos a tu casa…. ¡siempre estay aquí! Ahora ya ni nos hablas. Por ti estuvieran tú y ella, nadie más. No dejas que nadie se acerque a ella, estay muy inseguro que te la quiten”. -“¿Quien me la va a quitar? ¿A ver?, decía Augusto. -“Danos una oportunidad. Aquí hay varios que quieren pololear con ella. Te crees su dueño” Las tallas iban y venían pero él seguía en su actitud.



Pasaron tres meses más, me escribía unas cartas de amor muy hermosas, que me echaba tanto de menos, que yo era su vida, que toda la semana pensaba solo en mi, etc. ¡Cualquiera creería que estaba enamorado! Pero no, seguía diciendo a todos que éramos amigos. Cuando estábamos juntos me decía, que en lo único que pensaba en la escuela era en salir el viernes para ver esos ojos que adoraba, ese cabello de seda, tomar mis manos, abrazarme sin parar. -“Sueño contigo”, decía, “Y a veces tengo pesadillas que estás con otro hombre y me despierto angustiado y me alegro de ver que era sólo un sueño. Estar contigo es todo lo que deseo en la vida.” Y me abrazaba y me contemplaba como con devoción, “Si alguien te apartara de mí, me quitaría la vida, el aire que respiro…”. ¡Yo no entendía por qué no me pedía pololeo, entonces si tanto me quería!.


Hasta que esta situación llegó al límite, cuando mi primo Lautaro, que era aviador y tenía una corte de mujeres que se morían por él, era bien machito y el hombre más atractivo y buen mozo que he conocido en mi vida, estaba indignado, había bebido unas copas de más y estaba picado porque Augusto era el intocable y no dejaba que nadie bailara conmigo, ni conversara siquiera ¿Qué se cree?, decía, y los otros lo apoyaban y decían que “ni comía, ni dejaba comer a nadie”.



Lautaro era mi primo más querido, era un muchacho de tan buen corazón, a pesar de su vida bastante triste, porque fue abandonado por su madre, que se fue a EE.UU., y su padre se fue con otra mujer. El y sus hermanos, Ximena y Ernesto, fueron criados por su abuela Zulema.Lautaro se acercó a mí y me sacó a bailar. Quería ensayar sus pasos nuevos, que había aprendido en EE.UU. y necesitaba una niña flaca. -“Venga prima, ayúdeme a ensayar un paso”, dijo tomándome de la mano. A esto, que hace Lautaro, Augusto se para bruscamente como un rayo, monta en cólera y sujetando con fuerza el brazo de Lautaro le dice: -“¿Qué te pasa? La Toñi no va a bailar contigo. Conozco tu juego, crees que no sé qué andas tras de ella. Además estamos conversando.”



Lautaro reaccionó furioso y le dijo: “¿Qué te pasa huevón, que no dejas que nadie se acerque a la Toñi? Y decís más encima que eres amigo. Acepta de una vez que estay baboso por ella.” Poco hombre. Y si soy tan amigo de ella ¿Por qué no dejas el puesto a otros que quieren pololear con ella? -“¿Cómo tú?”, respondió rojo de ira Augusto. -“No, yo soy bien hombre pa’ mis cosas”, respondió Lautaro, “Cuando una mujer me gusta, lo demuestro y no me las ando dando de amigo.” Y volvió a tomarme de la mano diciéndome: -“Este pobre gallo esta chiflado por ti prima y no lo quiere reconocer. Está loco. Vamos prima” y me volvió a tomar la mano para bailar".

Augusto se puso de pie, rojo de ira, y le dijo: -“Te dije que no iba a bailar contigo borrachito. Si la tocas te pego ¡Mujeriego de porquería! ¿Crees que no sé todas tus aventuras amorosas?”


“Mira maricón”, dijo Lautaro, “Mis cosas con mujeres son asunto mío, no tuyo. Un hombre no cuenta sus cosas personales a otro ¿Acaso soy maricón?" Augusto parecía una fiera:-“Si tocas a la Toñi te pego” -“Tu, pegarme a mí", dijo Lautaro, ¿No eres hombre para reconocer que estay enamorado y vay a ser hombre para pegarme a mí?, rió Lautaro. -“Tu sabes que no se puede pelear con uniforme”, dijo Augusto -“¡Vaya! ¿En qué topo?", respondió Lautaro y se sacó la chaqueta. Augusto se sacó la chaqueta con tanta furia que se le soltó un botón. -“Ahora te las venís a dar de Bernardo O’Higgins”, dijo Lautaro y todos se rieron.


Augusto tiró un puñetazo en el rostro a Lautaro y le gritó: -“A ver si se te quita esa cara de niña bonita que tenis” El rostro de Lautaro comenzó a sangrar porque le pegó cerca del ojo. Yo, que hace rato trataba de separarlos y no me oían de lo furiosos que estaban, les grité: -“¡Llamaré a mi papá para que los eche, imbéciles!” Los amigos gritaban: “¡Dale Augusto!”¡Dale Lautaro!” Se creían los tarados que estaban en un ring. Yo fui a pedirle a Jorge que los echara a la calle. En ese momento Lautaro le dio un feroz puñetazo y gritó: -“A ver si se te quita lo alemán.”



Yo les gritaba que salieran de mi casa, los insultaba. Jorge agarró a Augusto y Julio Casado agarró de los brazos a Lautaro y los sacaron a la calle. -“¡Váyanse todos!”, grité, “¡No los quiero ver nunca más! ¡Mi casa no es un centro de boxeo, estúpidos! ¡FUERA DE AQUÍ! ¡Han faltado el respeto a mi casa! Den gracias a Dios que no está mi papá ¡Idiotas! Siempre Jorge Contardo, mi amigo, con sus salidas graciosas, se paró y dijo: -“¡Lindo fin de semana! ¡Ni siquiera comí y se acabó la fiesta! ¿Quien se va a comer y beber todo esto? -“Y tú también sale”, le grité, “Anda con tus chistecitos a otra parte”



¡ASI ACABO ESTE FIN DE SEMANA!


“LA RECONCILIACIÓN”

Después de dos semanas que no respondí a Lautaro ni a Augusto, que vinieron a pedirme perdón por la pelea en mi casa, comenzó a darme lastima tantas veces que vinieron a humillarse y los perdoné. Augusto estaba tan feliz, que parecía un niño: "¡Me haces tan feliz! ¡Nunca había sufrido tanto en mi vida!”, y lloraba y se abrazaba a mí repitiéndome: Tu eres mi vida, tu eres mi vida.” Fuimos al cerro a pasear, era primavera, había un sol esplendoroso, lleno de flores y pájaros trinando.

Nos sentamos en un banco que detrás tenía un inmenso aromo. Todo el ambiente estaba impregnado de ese exquisito olor. El cerro repleto de dedales de oro y un cielo espectacular, como que toda la naturaleza estaba en sintonía con nuestra alegría. ¡Augusto estaba tan feliz! Parecía un niño, irradiaba una felicidad luminosa. Sus ojos verdes brillaban al sol ¡Me conmovió tanto!

Era como un niño en verdad. Me abrazaba una y otra vez y me repetía:-“Me has devuelto la vida. Tu eres mi vida.” Me tomó en brazos girando conmigo como un carrusel. Yo le gritaba que me estaba mareando, que parara. Pero el no hallaba qué hacer de contento. Sacaba flores y decía:-“Flores para mi reina”, me las ponía detrás de las orejas y en el vestido. Estaba muy nervioso. En un momento se acercó muy cerca, me contempló y me dijo:-“Eres una princesa” Yo deseé que me besara, él estaba luchando contra sus sentimientos.

Me tomó la mano y me dijo temblando con los ojos llorosos: -“Tu no sabes cuánto he sufrido todo este tiempo que tu no me querías perdonar. Sin poder verte, sentí que me faltaba la vida, la alegría ¡Nunca imaginé que existiera tanto dolor! Nunca olvidaré esos días. No podía hacer nada, ni estudiar, ni dormir. Te veía todo el tiempo. El Dr. que me vio en la Escuela, me preguntó si tenía algún problema. Y me puse a llorar en el consultorio. Le dije que no podía dormir y me dio unas pastillas.”Si sigues así tendrás que ver un especialista”, dijo.

Cuando al fin salía los viernes, te venia a ver y no querías verme, ¡me quería morir! ¡Tanto esperar y tu no me querías recibir! Yo no lo conté a nadie ¿Para qué?, Nada ni nadie me podía consolar. Lo único que anhelaba era verte y pedirte perdón. Ahora estoy tan feliz mi Cuchi.” Pero no me besaba ni me decía que me amaba. Yo no me atrevía a confesarle mis sentimientos por miedo a perder su amistad.

Pero yo consideraba que esos sentimientos, esas palabras que él me decía, eran las de un hombre enamorado, como le decían sus amigos ¿Por qué el no reconocía sus sentimientos? Para mí estas palabras se contradecían con la amistad ¿Sería que yo no le atraía? ¿Como decir que yo soy su vida? y ¿después insistir que éramos amigos? La verdad es que yo sufría mucho. Me sentía despreciada como mujer, no deseada. Tampoco me atrevía a tomar la iniciativa por miedo a su rechazo.

Luego, fuimos a otro lugar y él se sentó en una piedra, me cogió de la cintura, me acercó a él y se quedó contemplándome. Yo me puse nerviosa con su cercanía, me daban ganas de decir “Te quiero”, pero algo me lo impedía y esperé a que él se diera cuenta de sus sentimientos. Él no habló nada de lo que yo esperaba, sólo me contemplaba y decía:- “¡Que lindo es estar aquí contigo!” Y me empezó a apretar hacia él y me abrazó fuertemente, estaba con los ojos llorosos, me apretaba, con sus brazos, sin soltarme. Ponía su mejilla en mi mejilla, y su mejilla estaba ardiendo igual que la mía.

Nos quedamos así, uno junto al otro, en un momento infinito, abrazados, mejilla contra mejilla. Él me apretaba y me apretaba contra su pecho y no me decía nada de amor. Yo hice un intento de besarlo pero él quitó el rostro y me dijo: -“Vámonos mejor. Está haciendo frío” Yo sentí un balde de agua fría ante su rechazo, pero no dije nada.

Volvimos a casa, tomamos once. Se mostraba feliz, brillaban sus ojos y estaba rojo como tomate, no podía disimular su felicidad. Él lo único que hacía era contemplarme con el rostro iluminado de gozo. Luego cogió mis cabellos, los llevó a sus labios y los comenzó a besar con devoción. -“Me encanta tu pelo. Es casi azul y tan suave como una seda”, decía. Se acercaba cada vez más y más, yo sentía que me iba a estallar el corazón. Tampoco me habló de amor, ni me besó, solamente acariciaba mi rostro, mis cabellos y me miraba con adoración.

Yo no entendía qué pasaba, porqué demostraba como una adoración por mí y nunca reconoció su amor, continuaba diciendo que: “Éramos amigos ”. Yo me preguntaba:” ¿No estaré equivocada y no le gusto como mujer, solo como amiga?” Conversaba con mi hermana, que sabía lo que me pasaba y todo lo que él me estaba haciendo sufrir y me decía: -“Ese idiota, ¡está enamorado de ti hasta las patas! No te angusties, ya llegará el día que lo reconozca" Pero yo vivía en el colegio en la luna, comenzó a afectar mi rendimiento escolar.

Algunos días en vez de ir al colegio, me iba al parque, a vagar como una sonámbula. Sentía apretado el pecho, caminaba sin sentido y lloraba y lloraba. Estaba ausente de la realidad. Falté tantas veces a clases, que terminé perdiendo el año. Cuando me dijeron que perdía el año por inasistencia, yo no lo podía creer” ¿No tenía conciencia de haber faltado tanto?” ”¿Yo, repetir el año?”

Fue un golpe tremendo, que me hizo bajar a la realidad. Yo le conté a mi hermana, que era la única que sabía la razón, por la que yo estaba así. Entonces ella decidió tomar cartas en esto y fue un sábado a casa de Augusto: “Quiero saber si estás o no enamorado de mi hermana, como te pasas todo el día con ella. Yo creo que mi hermana está enamorada de ti y está sufriendo mucho, acaba de perder el año, esta desconsolada, tu sabes lo estudiosa que es, pero algo la ha estado perturbando y ha perdido su año, no sé qué hacer para ayudarla.” -“Nosotros somos amigos”, respondió Augusto.

Entonces mi hermana le dijo: -“Entonces ella no debe estar enamorada de ti. Yo me equivoqué, a lo mejor está enamorada de Carlos Salinas y por eso está sufriendo.” -“No”, respondió Augusto-“¿Se te ocurre que va a estar enamorada de ese infeliz? ¡Estas equivocada!” -“Bueno”, respondió Alicia, “Entonces si es así, como yo creo, que tal vez está enamorada de ti y por eso está sufriendo tanto, por si acaso te prohíbo que vayas a verla ¡Aléjate de ella, no vayas mas a la casa!” Augusto se puso rojo de ira y le respondió: -“Estás loca, eso es imposible ¿Qué diría ella si yo no voy más a verla?

Además, jamás podría dejar de ir a verla porque ella es mi vida.” -“Entonces tu estas enamorado de ella, si ella es tu vida”, dijo Alicia. -“No, no estoy enamorado de ella. Somos amigos” -“Muy bien, entonces este tiempo que vas a estar alejado de ella, a lo mejor te sirva para conocer mejor tus sentimientos. Para eso vas a tener harto tiempo, para pensar, a partir de hoy. ¡No vuelvas más! ¿Entendido?” Salió y en la puerta le dijo: -“Acuérdate, no vayas mas a verla, para que ella al no verte se olvide de ti y pueda enamorarse de otro hombre y logre dejar de sufrir.”

El respondió riendo: “ESO NUNCA VA A PASAR”, “TU ESTAS LOCO, ESTAS COMPLETAMENTE LOCO”, dijo Alicia. Y se fue.







“LOS CELOS DE AUGUSTO”


Mi hermana me contó toda su conversación con Augusto y me dijo: -“Olvídate de él, esta chalado. Todo el mundo sabe que está enamorado de ti, menos él.” Pasó una semana después de su conversación con Alicia y apareció igual en mi casa. Como Alicia vio que yo sufría tanto con esta ausencia, no le dijo que se fuera y ni le habló. Pensó que quizás algún día le caería la teja. Así continúa nuestra incomprensible amistad, él comportándose como siempre, me tomaba de la mano y me contemplaba todo el tiempo, como si contemplara a la Virgen María y de ahí no pasaba.



Un día fui a la peluquería y como era tan desconfiado se apareció en la peluquería y entró simplemente a ver si yo estaba ahí. Al ver un militar las mujeres se espantaron, porque unas se estaban depilando, otras semidesnudas haciéndose masajes, otras con rulos y otras con máscaras en la cara, gritaron: “¿Qué hace un hombre aquí?” A él no le importó nada, ni las miró, siguió avanzando y buscándome. Entonces Gerardo, el dueño de la peluquería le dijo: -Señor, esto es un salón de damas, no se permite la entrada de hombres ¿A quien busca? -“Busco a María Antonieta” -“Montecinos?” -“Si, Montecinos”, dijo Augusto airado, ¿Está o no está en la peluquería?-habló con autoridad. -“Si”,-respondió Gerardo-“Pero tendrá que esperarla afuera” –y lo hizo salir.



Se sonreía mientras lo sacaba de la peluquería. ¡Yo no podía creerlo! ¡Me dio una vergüenza! Las señoras me miraban sin entender. Entonces, sonriendo picarescamente, me preguntó: -“¿Es tu pololo?” -“No”-respondí-“Es un “amigo”” -“Amigo”-rieron a coro los otros peluqueros, burlándose. Me dijo Gerardo:-“Pero ese no parecía amigo, parecía más bien, por su actitud, un marido celoso” Todos rieron y me miraban como si fuera tonta, moviendo la cabeza. Yo me sentí pésimo, no quería ni mirar a las clientas. Cuando salí de la peluquería, uno me gritó: “¡SALUDOS A TU AMIGO!”- y todos se rieron.



Augusto hacía una hora que estaba parado afuera esperándome. Le dije: -“Pero ¿Por qué estás aquí? ¡Como se te ocurre entrar a una peluquería de mujeres!” -“Porque fui a buscarte y me dijo tu hermana que tal vez estarías en la peluquería o quizás habías salido con Carlos Salinas. Le pedí la dirección de la peluquería y vine a comprobar si realmente estabas aquí o con Carlos Salinas ¿Es verdad, estas saliendo con ese tipo?” dijo. -“Detesto a los hombres que andan arrastrando el poncho, haciéndose los amigos, pero tienen otras intenciones.” -. “¡Conozco a los de su clase!” -“¡Estás loco!” Respondí “¡Es solo un amigo, igual que tú! A veces va a mi casa y toca la armónica y yo lo acompaño al piano ¡Pero no somos más que amigos!” -“No te creo”-respondió “¡Seguro que ese tipo está enamorado de ti! ¡Qué tanto tiene que ir a verte, dándoselas de artista! ¡Puros cuentos! ¡Yo lo he visto y esta todo el tiempo con su risa estúpida, haciéndose el imbécil!” Yo pensaba para mis adentros: “Mi hermana lo dejó dudoso con Carlos, es mejor. Tal vez así comprenda que esta celoso”.



Estaba muy enojado y no me habló en un buen rato.Yo lo miré y dije: -“¿Pero que no ves que estaba aquí, cuál es tu enojo?” -“¿Por qué vienes a la peluquería ahora, quieres conquistar al futuro medicucho ese?” Hablaba en voz alta “Nunca terminaré de tener miles de moscardones a tu alrededor. Y como yo vengo el fin de semana ¡Qué sé yo a quien vez en la semana! ¿Crees que soy idiota? Todos esos imbéciles que se hacen los tontos y van a tu casa VAN POR TI. Yo nunca podré estar tranquilo, mientras tú los aceptes en tu casa. -“Pero si son amigos, igual que tú”-respondí molesta. Ya estaba harta de su historia, de que éramos amigos. -“Ninguno es amigo igual que yo, yo conozco a los hombres. Tu eres una ingenua, que te creerás ese cuento, pero yo no me lo creo.



Lo único que están esperando es que ojalá yo desaparezca, para pedirte pololeo”. -“Y eso, ¿Qué tiene?-respondí airada-¡Algún día algún hombre me pedirá pololeo como a todas mis amigas!” -“¡Claro, a todas tus amigas! ¡Como Florencia! ¿Qué pololeo es ese, que se la pasa todo el tiempo besándose y abrazándose en público con Jorge? ¡No tiene vergüenza! Ni siquiera está enamorado de ella, ni va a verla a su casa, pasa metido en tu casa no más. Ella lo persigue y lo persigue, pero él solo quiere estar contigo cuando yo no estoy ¿Qué amigo es ése? ¿Qué quiere de ti, hacer lo mismo que con Florencia, saciar sus apetitos?


Eso no es amor. Estoy seguro que Jorge también está enamorado de ti Cuando estamos juntos jamás habla de Florencia ¡Para él es una entretención! Siempre me dice: “A falta de pan buenas son las tortas”.





CONTINUACIÓN...





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viernes, 1 de octubre de 2010

Capitulo 50: “Mi primo Lautaro-El trauma”

    Este acontecimiento de mi primo Lautaro, yo lo bloqueé en mi mente, por toda una vida, hasta no recuerdo el año que ocurrió.
    Lo que narro aquí lo hago por recomendación de mis Psicólogos: Miguel Socias y Fabiola Soriano, que están haciéndome terapia hace1 año y comentan mi biografía “En búsqueda de mi identidad

   Ellos consideran importante abrir este capítulo cerrado de mi vida para mi sanación psicológica, poder enfrentarlo, analizarlo, aceptarlo y botar tanta “culpa y dolor”, de toda una vida, en referencia a lo que me ocurrió con Lautaro.

    Lautaro, era un joven encantador, muy buenmozo, moreno, tenía un color de piel, como si viniera de la playa, alto, de cabellos negros, crespos, sedosos, medio negro azulado, muy lindos. Tenía los ojos negros más bellos que he visto, unas pestañas largas, crespas, bellísimas. Sus mejillas rosadas y de labios carnosos.  Era un hombre bello, en verdad y muy sexy.

Cuando él pasaba, las mujeres, se daban vuelta a mirarlo, es más, cuando estuvo en E.E.U.U, las gringas al pasar, lo besaban en la calle. ¿Se habrá visto?
Era en verdad el hombre más atractivo que he conocido. Su Madre era también muy hermosa y su Padre. Yo siempre he sido una admiradora de la belleza, lo veía como un Apolo.

Lo curioso era, que él no tenía la menor vanidad de su hermosura, al contrario, no le daba la menor importancia, que lo piropearan.
   Para él todas las mujeres tenían algo bello; feas, flacas, gordas, viejas, chicas, pobres, etc. El decía que todas las mujeres tenían algo hermoso que había que saber descubrírselo. Pero, había excepciones, algunas, no le atraían.
Por dar un ejemplo divertido de su ingenuidad desconcertante, un día me llegó contando feliz: “¡prima, conocí una mujer con unos ojos verdes, maravillosos ¡”
Y cuando me la presentó, la joven tenía unos comunes ojos café y la sombra muy verde.
Yo me reí de él: “¡Oye Lauta, estas ciego, tu amiga tiene los ojos café y la sombra verde!”
¡Y no lo podía creer!

A pesar de ser tan idolatrado por el sexo femenino y tener tanta mala fama de mujeriego, yo me desconcertaba, al ver que era bastante “tontorrón” y hasta ingenuo, porque un día tuvo una polola, que lo engañaba con uno y otro, y él fué el último en enterarse.

¡Yo no podía creer que esa tonta, fea, ordinaria, fresca, mas encima engañara a mi primo!

Pero así fué.
Nosotros, nos veíamos todos los sábados con “la patota” en mi casa, a bailar rock.
Como él fue a E.E.U.U aprendió infinidad de pasos, que allá se conocían y él venía a ensayarlos conmigo. Yo era la pareja ideal para ensayar pasos, por lo liviana y delgada que era y como a Lautaro le fascinaba bailar, llegaba temprano a ensayar conmigo.

Pero, el problema era Augusto (ya hablaré de él en el capítulo numero 51)

Augusto se ponía furioso, cuando me sacaba a bailar Lautaro, hasta que un día hasta combos se agarraron (este hecho también lo relato en el capítulo 51).

Pero entre Lauta y yo, nunca hubo un pololeo, por más insistencia de su parte, yo jamás le creía ni una sola palabra, me reía de él y le decía: “Cállate, tú no eres más que un fresco”, solo bailemos y si insistes en tus galanteos te voy a echar de mi casa”

Pero él, nunca se cansaba de jurar que no había nadie como yo, que me admiraba tanto que jamás me faltaría el respeto, que él tenía un problema, un impulso que no podía evitarlo, que él sufría tanto, porque nadie le creía.

Yo entonces le decía: “muy bien, anda a solucionar tu problema con otra niña, conmigo, solo somos pareja de baile”

Y si insistía, lo volvía a echar y él volvía a pedir perdón.

Cada sábado llegaba de la Escuela Militar a bailar, luego volvía a su cantinela y yo volvía a responderle lo mismo: “otra vez tu historia, que sufres, que no lo puedes evitar ser un fresco y otra vez, lo echaba” y así cada sábado.

A veces, lo veía triste, hablaba que se sentía solo, que en verdad necesitaba mi compañía, se ponía muy triste. Entonces, yo dudaba, que en verdad, él, tenía algo físico, que no podía controlar, que lo hacía sufrir, como él decía.

Yo veía que para mí, Lautaro, era un “enigma”, si decía la verdad o era cuento, porque yo veía que él tenía buenos sentimientos, que era hasta medio inocentón, ¡no entendía nada yo ¡

Veía como trataba a su abuelita Zulema, con tanta ternura, la cuidaba, la besaba, la abrazaba, le llevaba el té, la hacia reír, le decía que era linda, maravillosa y ella, lo adoraba, era su nieto favorito.

   Era tranquilo de carácter, bondadoso, cariñoso. Verlo con ella, conmovía.
Tenía una dulzura especial en su mirada, yo no podía entender tanta contradicción.
Además era famoso por ser el único capaz de controlar los ataques de ira de tía Teresa (hermana de mi padre), que eran terribles, violentos, hasta con un palo le pegaba a su hija, cuando le venían los “ 5 minutos”.

Llegaba Lautaro con su “fórmula mágica” y listo, quedaba como seda. La abrazaba, le hacía cariño, le decía que era su tía favorita, que fuera a prepararle uno de sus exquisitos postres etc.
La acompañaba a la cocina, la ayudaba y Santo remedio, mi tía, volvía cantando y abrazando a Lautaro y pasaba toda su furia.
   ¡Yo me quedaba boquiabierta, el poder que tenía para dejarla tan tranquila!

   Lo que yo recuerdo de Lautaro, es en el tiempo, que nos juntábamos a bailar los sábados cuando era militar, tenía 24 años Lautaro y yo 18 años.

Luego, se cambió a la “Escuela de Aviación”.

Yo recuerdo que entonces iban al carrete, como se diría hoy, mayoría de uniformados: militares y aviadores.
¡Lo pasábamos genial!
Yo era muy solicitada para bailar pasos difíciles de rock, por lo liviana, incluso había pasos entre 2 hombres y una mujer etc.

Fue un tiempo corto, de unos dos años, de unos 2 años, pero muy hermoso.

Pero, como digo, fue un tiempo corto.
Un día vino Lautaro, que ahora era aviador, a invitarme a verlo pilotear un avión de una empresa Laddeco, donde él tenía que llevar carga a Argentina.
Yo lo acompañé y me pasó una máquina fotográfica, para sacarle una foto en el avión.
Unos técnicos, se acercaron a él y le dijeron, que el avión iba “sobrecargado”
-Lautaro no le dio importancia.
- Yo, al escuchar a los técnicos le dije:
“¿Cómo es eso que vas sobrecargado?” “Puede ser peligroso Lautaro.”
-“¡Ay! , ¡Prima, no es nada, es mi primer vuelo con carga!
-Yo le respondí: “Y el último”
-El se rió
-“Yo estaba nerviosa, angustiada, tenía un mal presentimiento, una opresión en el corazón”

Fui donde él, que se estaba poniendo el casco y le grité:
Lautaro, bájate, anda a reclamar al encargado, por el sobrepeso, te digo

El se volvió a reír y me dijo:
¡Ay! Si no pasa nada primita, usted siempre tan nerviosa, sáqueme la foto para la “posteridad”. Y se puso en pose
Yo, como siempre, no le hice caso a mi “instinto”, me daba verguenza insistir, seguro que el consideraría, esos pálpitos, como tonterías, cosas de mujeres.

Y le saque la foto…

-Lautaro, grito: “¡La foto para la posteridad prima!” Encendió los motores, hizo una señal de despedida y elevó vuelo.

Yo me quedé en la losa, como “estatua de sal” mirando el avión y con un “pánico indescriptible”
Quedé, paralizada, la garganta seca, divisando como el avión se alejaba y tomaba altura.
Luego supimos la “Espantosa Noticia”, el avión no pudo elevarse, para pasar la cordillera, perdió altura y se estrello, por sobrecarga.

De Lautaro, solo quedó, “su pulsera de plata de aviador y su gorra”.
Sobre su féretro, de su cuerpo, solo “cenizas”.

Después de esta “Macabra Experiencia”, no hablé del tema con nadie, que fuí la última al verlo.
Tampoco lloré en el cementerio, solo en mi dormitorio, cayeron silenciosas lágrimas, sin llanto desesperado, sin expresar NADA.
A algunos de mi familia, le extrañaba, lo bien, que me lo había tomado.

“ESTE ACONTECIMIENTO QUEDÓ TAPADO EN MI CORAZÓN, POR TODA UNA VIDA, SIN COMENTARLO”

Sentí un profundo sentimiento de CULPA.

Pensaba que al gritarle yo: “Y el último”, yo lo había “MATADO”, como si mis palabras tuviesen poder de matar, algo parecido a la experiencia de “La Religiosa” y “El Milico”.

“JAMÁS EN MI VIDA, HE PODIDO SUBIR A UN AVIÓN”

He pensado mil veces con “Ira y Culpa”
¿Por qué no lo obligué a bajar? ¿Porqué no hice un escándalo, no fuí yo a reclamar, hacer cualquier cosa inimaginable, para evitar su salida, pero NO, mi MIEDO, era superior a todo.

Era como una PARALISÍS, incapaz de tomar ninguna acción.

Además la CULPA, porque nunca creí en sus sentimientos, ni problemas que decía que tenía. Más tarde supe que su padre, padeció del mismo problema.

“Perdóname primo por mi falta de confianza en tus palabras”

Me has visitado 2 veces en sueños: “Tú no tienes la culpa de nada” dices.

SOLO FALTA QUE YO ME LO CREA…

Solo me quedó de él: “su bendita foto”
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De Izquierda a derecha Miguel Socías, Fabiola Soriano, María Antonieta Montecinos y James Parker